martes, 17 de mayo de 2011

viernes 13 Mayo 2011

Viernes de la III Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 6,52-59.

Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente".
Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaún.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.


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La Eucaristía es realmente un regalo que nunca terminaremos de apreciar. Qué maravilloso que Dios haya decidido, no sólo morir y resucitar por nosotros, para el perdón de nuestros pecados y abrirnos las puertas de la Vida Eterna, sino que nos dió el medio para asegurarnos esa Vida. Qué maravilloso que tengamos a Dios, nada más y nada menos, con nosotros en cada día de nuestra vida, en cada minuto, que se haya quedado a vivir entre nosotros en las formas del Pan y el Vino, su Cuerpo y su Sangre, y con tan sólo acercarnos a un sagrario podamos tenerlo tan cerca y besarlo como cuando niños tocábamos y besábamos a nuestra madre. Esrealmente de apreciar aquellos que comulgan diariamente, porque realmente, aunque no fuera su deseo, la fuerza y el amor de Cristo va transformándolos y más rápido o más lento, llegarán a la santidad, porque nada es más fuerte que el Santo de los Santos, todo lo puede y todo lo sana, siempre derrota al enemigo. Y como acompañó a Israel en sus batallas, dándole innumerables victorias, así, a través de la Eucaristía, nos da el escudo para evitar las lanzadas del enemigo y con su Palabra, la espada para conseguir la victoria de la Vida Eterna. Amén.

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