miércoles, 11 de mayo de 2011

lunes 09 Mayo 2011

Lunes de la III Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 6,22-29.

Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos.
Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias.
Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.
Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello".
Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?".
Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Buscar a Dios por Dios, no por cosas vanas. ¿Son cosas vanas las del mundo? El alimento, la bebida, el vestido, el techo, ¿no es aquellas cosas necesarias para el sustento del hombre? Aunque necesarias y no vanas, no hay que olvidarse nunca qué es del mundo y qué es de Dios. Dios quiere que seamos felices. No podemos ser felices sin aplacar nuestra hambre ni nuestra sed, pero debemos contentarnos con lo justo y lo necesario. Lo demás es vanidad. Y si aún lo necesario no tuviéramos, entregarnos a la Providencia divina, que sabrá cuándo satisfacer nuestro hambre y nuestra sed, ¿Acaso el pueblo de Israel no recibió el maná del cielo y agua de la piedra; y no contentos con eso, recibió perdices que cayeron sobre ellos? ¿Acaso Jesús no nos recuerda que si Dios cuida a los lirios del campo y a las aves del cielo, con mucho más celo cuidará de nosotros. Trabajemos, entonces, por el alimento no perecedero, el de la Vida Eterna. Trabajemos por Jesucristo. Busquemos a Dios en todas las cosas. Si las cosas no son de Dios, desecharlas; y si sí lo son, abrazarlas y no abandonarlas. ¡Cómo discernir lo que es Dios de lo que no lo es? Pues Dios, siendo Dios, es la suma Bondad, todo lo que sea de Él, será para el bien, no sólo de uno, sino de todos. En aquellas cosas que encuentres el bien de tus hermanos, allí estará Dios. Amén.

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