domingo, 8 de mayo de 2011

jueves 05 Mayo 2011

Jueves de la II Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 3,31-36.

El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra. El que vino del cielo
da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio.
El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida.
El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos.
El que cree en el Hijo tiene Vida eterna. El que se niega a creer en el Hijo no verá la Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.


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Si Dios Padre ha puesto todo en tus manos, Señor, también me ha puesto a mí en ellas. Estoy en tus manos, Señor. ¡Qué dulzura son las manos de mi Señor! ¡Qué suaves y llenas de ternura! ¡Qué paz siento en sus manos! Como un ave se regocija en su nido y siente el calor de su hogar, se siente a salvo en él de sus enemigos y simpre tiene alimento para pasar la noche, así mi alma se regocija en las manos del Señor, mi Salvador. Él me protege de mis enemigos y me da paz en medio de las tribulaciones. Me protege de todo mal y se brinda a sí mismo como mi alimento. De sus propias manos recibo el agua de la Vida y sus caricias sanan mis heridas. Me protege del viento huracanado y permite que la brisa suave del soplo del Espíritu refresque mi alma. Me sostiene con fuerza y nunca me abandona. Me lleva por el camino verdadero donde llegaré a la Casa donde Él vive y moraré con Él, en el amor, de la vida eterna. Amén.

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