lunes, 2 de mayo de 2011

domingo 01 Mayo 2011

II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia

Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes".
Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo.
Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.
Los otros discípulos le dijeron: "¡Hemos visto al Señor!". El les respondió: "Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré".
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Luego dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe".
Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!".
Jesús le dijo: "Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!".
Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro.
Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Creer. Seguir creyendo. Aunque todo te oculte a mis ojos, seguir creyendo. Tú me das la Vida, Señor. Tú eres mi Vida. Tú eres la Paz. Tú eres mi Paz. Sóplame. Sopla sobre mí envía tu Espíritu, Señor. Que sin Tí, estamos ciegos. Sin Tí, somos ciegos en un pozo profundo del abismo y sólo la fe en Tí nos eleva. No necesito, Señor, como otrora Tomás, poner mis manos en tus llagas. Si sé muy bien que estás aquí, junto a mí,leyendo esto que escribo. Tú resucitaste y vives para siempre. Pero no te has guardado la herencia para Tí, sino que la has repartido entre todos tus hermanos. ¡Gracias, Señor, por mi vida! Porque al darme la vida, pude conocerte, y al conocerte, pude amarte, y al amarte, pude entregarme a Tí. Tú eres mi vida. El camino que transito, mis huellas y mis heridas, mi corazón y mi mente, lo hecho y lo deshecho. Porque Tú eres en quien yo creo, Tú me diste la fe y la esperanza, Tú me diste el Amor. Y aún en mis heridas, en mis caídas y errores, ahí también estás Tú, porque Tú eres mi vida. Y estás para levantarme al caerme, estás para sanar mis heridas, estás para corregirme en mis errores. Sopla, Señor, sopla sobre mí. Envíame tu Espíritu. Envíame tu Paz. Amén

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