lunes, 2 de mayo de 2011

lunes 02 Mayo 2011

Lunes de la II Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 3,1-8.

Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, que era uno de los notables entre los judíos.
Fue de noche a ver a Jesús y le dijo: "Maestro, sabemos que tú has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que tú haces, si Dios no está con él".
Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Dios. "
Nicodemo le preguntó: "¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?".
Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu.
No te extrañes de que te haya dicho: 'Ustedes tienen que renacer de lo alto'.
El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.


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Renacer de lo alto. Nacer del agua y del Espíritu. Nacer por el Bautismo. Señor, por el Bautismo somos identificados contigo. Se reestablece nuestra imagen: somos hijos en el Hijo. Nuestra imagen y semejanza de Dios, se hallaba borrosa e irreconocible. Y en ese momento, tan pequeño,pero tan sublime, tan humilde pero tan majestuoso, tan sencillo pero tan poderoso, por ese Agua, el Agua de la Vida que Tú nos diste, porque Tu mano rozó ese simple agua, el Espíritu sopló sobre ella, el Padre la bendijo, por ese Agua, inmersos en ella, nos sumergimos en tu Muerte y renacemos a la Vida Nueva de cristianos, testigos, discípulos y misioneros. Nos da ya la Resurrección en germen. Ya está dentro de nosotros. ¡Gracias, Señor, por darnos esta Vida de plenitud, de Amor eterno, de felicidad!




El viento no se sabe de dónde viene ni adónde va. Lo mismo pasa con los que han nacido del Espíritu. Porque nacer del Espíritu es pertenecer a Cristo. Ser uno con Cristo. Y, entonces, nuestra vida es guiada por Él. ¿Quién sabe los planes de Dios? ¿ Quién pude saber lo que Él tiene preparado para mí mañana? ¿Quién sabe desde niño a qué lo llamará Dios? Algunos lo saben, pero son pocos los que tienen la gracia de sentir el llamado desde la tierna infancia. Por eso, quien verdaderamente ha nacido del Espíritu, se entrega a Cristo totalmente, y dice, como Pablo: "Ya no soy yo el que vivo, sino Cristo que vive en mí".´Y me entrego a Él con toda confianza, como un niño que va de la mano de su madre: no sabe adónde lo lleva, pero sabe que será algo bueno y con ella siempre estará seguro. Y de la mano de mi Cristo, voy hacia dónde Él me señale. Y no sé adónde voy, pero el camino de su mano termina en la Casa del Padre. Y yo sabré de dónde vengo, pero iré a lugares dónde se preguntarán:¿Cómo llegó ésta aquí? Pero seguir a Cristo es dejarse llevar por el Espíritu, soportarlo todo por Él, y entregarse como ofrenda día a día a Él. Amén.

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