miércoles 04 Mayo 2011
Miércoles de la II Semana de Pascua
Evangelio según San Juan 3,16-21.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas.
En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Miércoles de la II Semana de Pascua
Evangelio según San Juan 3,16-21.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas.
En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Ilumíname, Señor, con tu Luz. Hazme arder por dentro como llama incandescente. Que tu Luz brille a través mío para iluminar las tinieblas de los demás. Porque hay tinieblas en las que entramos por nuestra propia voluntad, pero hay tinieblas que son parte de esta vida carnal y finita, y otras con las que somos heridos por los que andan en las tinieblas por su propia voluntad. DE las primeras, son los pecados personales. De las segundas, son la enfermedad y la muerte. De las terceras, son la soledad, la pobreza, el hambre, la injusticia, la desigualdad y tantas otras que vemos en el mundo. Hazme Luz que ilumine a aquellos que necesitan de tu Luz. Sírvete de mí , Dios mío. Quiero ser lámpara en tus manos. No permitas que rechace jamás tu Luz y, para ser iluminada por Tí, debo ser humillada, deshomrada, ultrajada, Señor, lo acepto y te doy gracias, porque Tí hiciste eso por mí. Yo quiero hacerlo por Tí. Amén.
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