domingo, 8 de mayo de 2011

miércoles 04 Mayo 2011

Miércoles de la II Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 3,16-21.

Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas.
En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

---------

Ilumíname, Señor, con tu Luz. Hazme arder por dentro como llama incandescente. Que tu Luz brille a través mío para iluminar las tinieblas de los demás. Porque hay tinieblas en las que entramos por nuestra propia voluntad, pero hay tinieblas que son parte de esta vida carnal y finita, y otras con las que somos heridos por los que andan en las tinieblas por su propia voluntad. DE las primeras, son los pecados personales. De las segundas, son la enfermedad y la muerte. De las terceras, son la soledad, la pobreza, el hambre, la injusticia, la desigualdad y tantas otras que vemos en el mundo. Hazme Luz que ilumine a aquellos que necesitan de tu Luz. Sírvete de mí , Dios mío. Quiero ser lámpara en tus manos. No permitas que rechace jamás tu Luz y, para ser iluminada por Tí, debo ser humillada, deshomrada, ultrajada, Señor, lo acepto y te doy gracias, porque Tí hiciste eso por mí. Yo quiero hacerlo por Tí. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario