jueves, 26 de mayo de 2011

domingo 22 Mayo 2011

Domingo de la V Semana de Pascua A

Evangelio según San Juan 14,1-12.

"No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí.
En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar.
Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes.
Ya conocen el camino del lugar adonde voy".
Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?".
Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.
Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".
Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".
Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: 'Muéstranos al Padre'?
¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras.
Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Hacer la obra de Dios. Oh, Amado mío, enséñame a hacer la obra que tu haces. Tú tejes telares de oro fino, de amor, misericordia y ternura. Y yo, en este mar de amargura, no logro ni enhebrar agujas. Es tan poco lo que puedo y es mi fe, según Tú dices, la que permitirme niega la habilidad que Tú tienes. Haz que mi fe crezca, entonces. Yo creo en Tí, Amado mío, mas parece que aún dubito. Pero mi corazón late fuerte, al son de lo que por Tí suspiro. Darte mi vida yo quiero. Y Tú me pides tus obras. Conviérteme para ser, entonces, obrera de primera hora, tejer en tus propios telares, con los hilos que Tú tocas. Que contigo a mi lado, sosteniendome las manos, que contigo, mi Maestro, aprenderé y haré obras, telares de blancos hilos, mantos que cubran del frío, bolsos de pan y pescado, guantes que acaricien niños. La obra tuya hacer quiero. Guíame, Señor Amado, por el camino que debo y que mis manos sean tuyas, mis palabras, tu Escritura y mi corazón que sangre, la sangre que ofreciste al Padre. Amén.
sábado 21 Mayo 2011

Sábado de la IV Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 14,7-14.

Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".
Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".
Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: 'Muéstranos al Padre'?
¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras.
Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre.
Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Jesús mío, Tú que eres Uno con el Padre y el Espíritu Santo, permíteme ser una obra de tus manos. Eso quiero, Señor. Ser la pequeña vasija formada entre tus dedos que llenes y vacíes a tu antojo. Con agua para el sediento, con miel para el desdichado, con vino para el desanimado. Quiero ser la pequeña vasija que moldees a tu gusto, que laves cuando puedas, y que la tomes cuando precises, siempre, o no me tomes nunca, quiero ser esa vasija que está junto a tu cama esperando ser usada y aunque nunca la uses, estar allí, para cuando quieras, como quieras, para lo que quieras. Amén
viernes 20 Mayo 2011

Viernes de la IV Semana de Pascua


Evangelio según San Juan 14,1-6.

"No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí.
En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar.
Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes.
Ya conocen el camino del lugar adonde voy".
Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?".
Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.


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Ya conocemos, Señor, el camino del lugar adonde estás y hacia dónde debemos dirigirnos: el camino eres Tú. Tú el Camino: seguir tus huellas, tus pasos, tus enseñanzas, repetir tus gestos, curar heridas, sanar enfermos, tener misericordia de todos, amar aún al que no nos ama, perdonar al que nos lastima y aún nos mata. Y ese Camino que eres Tú, es la Verdad. Fuera de Tí sólo hay falsedad, mentira, vacuidad. Es el camino cierto y a la vez acertado el que Tú nos propones. Y el que posee la Verdad, será el que siga tu Camino. Y ése poseerá la Sabiduría. La Sabiduría es eterna, y por eso ese Camino Verdadero es el único que conduce a la Vida. Fuera de él hay tinieblas. No permitas, Señor, que equivoque mi camino, y si alguna vez lo hiciera, ilumina mis tinieblas para que vuelva a ser de día mi noche y recupere la Vida. Amén.
jueves 19 Mayo 2011

Jueves de la IV Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 13,16-20.

Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía.
Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican.
No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: El que comparte mi pan se volvió contra mí.
Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy.
Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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¿Cuántas cosas hermosas me enseñas, Señor! La felicidad está en practicar aquello que sabemos. ¿Y qué sabemos? Sabemos que Tú eres la Verdad, el Camino y la Vida. O sea, primero saber tus cosas: tu Palabra. Saber es saborear, es guardar en el corazón, es encarnar la Palabra. Y sabiendo tu Palabra, el que verdaderamente ha crecido en la sabiduría de Dios, encarnando Tu Palabra, no tiene otra cosa que practicarla. Porque, ¿cómo haría para no practicarla, cuando la tiene inserta en su mente, en su espíritu, en su alma, en su corazón, en su carne? ¿Sabiendo estas cosas, para no practicarlas, se arrancaría tal vez el corazón o quitaría la carne de sus huesos? ¿O viviría sabiendo el camino del bien y practicando el camino del mal, atormenándose a si mismo por actuar contra sí mismo? No sepuede no practicar lo que uno es, porque sería como vivir sin sangre, sería como vivir sin ser.
miércoles 18 Mayo 2011

Miércoles de la IV Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 12,44-50.

Jesús exclamó: "El que cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en aquel que me envió.
Y el que me ve, ve al que me envió.
Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas.
Al que escucha mis palabras y no las cumple, yo no lo juzgo, porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvarlo.
El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he anunciado es la que lo juzgará en el último día.
Porque yo no hablé por mí mismo: el Padre que me ha enviado me ordenó lo que debía decir y anunciar;
y yo sé que su mandato es Vida eterna. Las palabras que digo, las digo como el Padre me lo ordenó".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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La unión mística entre el Padre y el Hijo. Un solo Dios. Falta el Espíritu Santo, que en cierta manera lo estás nombrando al hablar de la íntima y profunda unión que hay entre Tí y el Padre: eso es el amor entre ustedes, eso es el Espíritu Santo. Y Tú no nos juzgas, sino que buscas nuestra salvación. ¡Qué hermoso es el rostro de mi Amado que brilla en su Misericordia! La misericordia es la más bella expresión de amor. Es latir al uníssono dos corazones, el mismo latir, el mismo sentir, el mismo dolor, la misma alegría. En verdad Tú no nos juzgas. Pones a nuestro alcance mil formas de salvación y haces que las cosas malas que hacemos se trnsformen en una posterior ocasión de hacer el bien para compensar nuestra ofensa. Y qué cierto que es Tu Palabra la que nos juzgará. Porque quien desconoce la Plabra, no será juzgado y será salvado el último día, pero nosotros seremos juzgados dos veces: por cómo segumos Tu Palabra y por cómo la anunciamos. ¡Qué acierto el de Aparecida que la santidad está en el camino de ser discípulo misionero! Porque no basta cumplir tu Palabra, sino que debemos anunciarla al mundo para que te conozca; y no basta anunciar, sino no cumplo Tu Palabra. Pero ahora que lo pienso, ¿anuncia realmente tu Palabra quién no la cumple? En verdad que no. Entronces, el verdadero discípulo es el que anuncia con su vida, su palabra y sus obras, la Palabra de Dios. Amén.
martes 17 Mayo 2011

Martes de la IV Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 10,22-30.

Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno,
y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón.
Los judíos lo rodearon y le preguntaron: "¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente".
Jesús les respondió: "Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí,
pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas.
Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.
Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.
Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre.
El Padre y yo somos una sola cosa".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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A tus ovejas nadie las arrebatará de tus manos, Señor. Señor, que se cumpla lo que has dicho. Hoy, sobre todo hoy, tu bien sabes por qué, mi corazón está desolado. Y quizás un pastor de tu rebaño sea arrebatado de tus manos. Sé que se hará tu voluntad. Será que dará más fruto siendo una oveja más que un pastor. Pero no permitas que nos olvidemos de dos cosas, Señor: que nosotros también sosmos responsables de que tus ovejas no se vayan de tu rebaño, que nosotros somos llamados a cuidarnos unos a otros como pastores unos de otros; y la otra cosa, no debemos dar lugar a la tentación de ser arrebatados y mucho menos al hecho. Pero Tú aquí en tu Palabara nos prometes que ninguna de tus ovejas te seremos arrebatadas. Fuimos dados a Tí por tu Padre y Él no permitirá que nadie nos quite de su regazo. Antes pondrá sobre nuestros hombros su manto y nos protegerá. Y entiendo, o creo entender, que Tú nos dices, me dices, que muchos son los caminos por donde van las ovejas pero siguen perteneciendo al rebaño. Y no importa el camino o el lugar donde pasten, por más lejos que estén, todas son tuyas y forman un solo rebaño. Buen Pastor, gracias por consolarme en este momento con Tu Palabra. Nadie te será arrebatado. ´Tú protegerás a todos y serás su Pastor, aunque caminen por montañas escarpadas y desiertos áridos. Gracias, Señor, por amarnos, a pesar de las veces que nosotros mismos nos vamos de tus manos. Amén.
lunes 16 Mayo 2011

Lunes de la IV Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 10,11-18.

Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.
El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa.
Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí
-como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.
Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Que tu rebaño, Señor, aprenda a seguir la herencia por Tí dejada, Porque entiendo que tu hablas de las ovejas de otros rebaños, tus ovejas que no pertenecen a la Iglesia. Y es menester que en nuestra vocación de discípulos misioneros entendamos que debemos salir a buscar a esas ovejas, y decirles que Tú eres su Pastor: que Tú las mas y las cuidas. Y, entiendo, que el ser un solo Rebaño, no significa necesariamente que formemos parte de la misma Iglesia todos: seremos todos de un mismo Rebaño si todos reconocemos a un mismo Pastor, y ese Pastor es Jesús. Las formas diferirán. Los ritos serán distintos. Pero formar parte de un mismo Rebaño va más allá que esas pequeñas diferencias que pueden soslayarse. Significa reconocerte a Tí, mi Amado Jesús, como único Pastor, el Dios hecho hombre que vino para salvarnos y nos salvó por su muerte y resurrección. Esa es la fe. Nos unirá la fe en Tí. Creeremos lo mismo, creeremoss en Tí. Y si todos creemos en Tí, será el día del Reino. Porque creer en Tí es adherirse a Tï, y por lo tanto, seguirte, conformarse a Tí, amar como Tú amas. Todos tus discípulos. Y todos misioneros, porque el que cree en Tí, no puede sino correr como María Magdalena a contar la Buena Noticia de Cristo Resucitado. Que trabajemos todos por tu Reino de Amor, Señor. Y seremos un solo Rebaño y un solo Pastor. Amén
domingo 15 Mayo 2011

Domingo de la IV Semana de Pascua A

Evangelio según San Juan 10,1-10.

"Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante.
El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas.
El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. El llama a cada una por su nombre y las hace salir.
Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz.
Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz".
Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir.
Entonces Jesús prosiguió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.
Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado.
Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento.
El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Pastor sublime que das tu sangre por tus ovejas, escucha mi oración y ten piedad. Pastor dulce y tierno que acurrucas a las pequeñas ovejas entre tus brazos, escucha mi oración y ten piedad. Pastor eterno que noche y día cuidas de todas y cada una de tus ovejas y nada les hace faltar, escucha mi oración y ten piedad.


Puerta del rebaño, que siempre estás abierta para la oveja descarriada que tomó otro camino. Puerta fuerte, que nos proteges de lobos que desean desgarrarnos. Puerta firme, que sostiene al que se derrumba, escucha mi oración y ten piedad.


Pastor que a tu silbido quiero oír, atender y seguir, perdóname las veces que me dejo llevar por otras voces. Cuídame, dulce Pastor mío. Acaríciame con tu mano santa y cura mis heridas. Soy la oveja que ante la vida del mundo pierdo mi esperanza y me entra el cansancio del alma; me entristezco y el mundo se me hace irreconocible. Pero Tú, Buen Pastor, allí estás a mi lado, guiándome. Y cuando te siento a mi lado, esta pobre oveja, vuelve a sentir la alegría y vuelve a brincar: el mundo soñado por Dios, la realidad aquí y ahora del Reino, es posible. Buen Pastor, toma mi vida en tus manos y haz con ella lo que quieras, porque sólo a tu lado me siento viva, sólo en Tí respiro, y habita en mí el eliento de vida. Envíame tu Espíritu, Señor, y ten piedad de mí. Amén
sábado 14 Mayo 2011

Evangelio según San Juan 15,9-17.

Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.
Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.
No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.
Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Aménse los unos a los otros como Jesús nos amó. Señor, es verdaeramente la llave de la felicidad la que nos has dado. Ese amor de dar la vida por el otro, de entregarse, desgarrarse, compartirse, partirse, por el otro y para el otro es lo único que plenifica al hombre. Porque al hombre el Padre lo hizo a Tu imagen y semejanza. Nuestro corazón anhela lo que Tú anhelas. Luego sólo encontrará paz en asemejarse cada vez más a Tí. No es un mandamiento, así como yo lo veo: es la manifestación, la revelación de nuestro verdadero ser. Es como si nos hubieses dicho: "Sean ustedes mismos". Y ser nosotros mismos es amarnos los unos a los otros, es vivir ese amor cristiano que significa pasión, cruz y resurrección y termina en la Gloria. No es un mandato: es la revelación de una verdad. Y por lo tanto, no somos servidores que nos obligan, sino amigos que nos invitan a mostrarnos como verdaderamente somos. No hay felicidad más grande que amar. Y amarte aTí, es un privilegio. Dios se deja amar por mí, simple criatura, y me nombra hijo en el Hijo. Heredero de su Reino. ¿Podemos necesitar algo más que este amor desmedido e inmerecido? Con el amor de Dios, lo tenemos todo. Amén.

martes, 17 de mayo de 2011

viernes 13 Mayo 2011

Viernes de la III Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 6,52-59.

Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente".
Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaún.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.


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La Eucaristía es realmente un regalo que nunca terminaremos de apreciar. Qué maravilloso que Dios haya decidido, no sólo morir y resucitar por nosotros, para el perdón de nuestros pecados y abrirnos las puertas de la Vida Eterna, sino que nos dió el medio para asegurarnos esa Vida. Qué maravilloso que tengamos a Dios, nada más y nada menos, con nosotros en cada día de nuestra vida, en cada minuto, que se haya quedado a vivir entre nosotros en las formas del Pan y el Vino, su Cuerpo y su Sangre, y con tan sólo acercarnos a un sagrario podamos tenerlo tan cerca y besarlo como cuando niños tocábamos y besábamos a nuestra madre. Esrealmente de apreciar aquellos que comulgan diariamente, porque realmente, aunque no fuera su deseo, la fuerza y el amor de Cristo va transformándolos y más rápido o más lento, llegarán a la santidad, porque nada es más fuerte que el Santo de los Santos, todo lo puede y todo lo sana, siempre derrota al enemigo. Y como acompañó a Israel en sus batallas, dándole innumerables victorias, así, a través de la Eucaristía, nos da el escudo para evitar las lanzadas del enemigo y con su Palabra, la espada para conseguir la victoria de la Vida Eterna. Amén.
jueves 12 Mayo 2011

Jueves de la III Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 6,44-51.

Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en el libro de los Profetas: Todos serán instruidos por Dios. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí.
Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre.
Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna.
Yo soy el pan de Vida.
Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron.
Pero este es el pan que desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera.
Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.


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Instrúyeme, Señor. Enséñame a seguirte. Porque muero por seguirte, caminar tus pasos, imitar tu andar. Instrúyeme, Señor. Quiero ser como Tú, Jesús mío. Y ser pan también para mis hermanos. Tú me dices que eres el Pan de Vida. Y hablas de comerte. Cuando uno come algo eso penetra dentro de uno, se convierte en nutriente de nuestro cuerpo, nos alimenta, nos hace crecer y nos sostiene. Y aquellos que comemos empieza a formar parte de nuestra vida y nos da vida. Ya no podemos sacarlo de dentro de nosotros. Eso que comimos ya es, no sólo parte de nosotros mismos, sino nosotros en sí. Eso pasa contigo, Pan de Vida. Pentras en nuestra alma, en todo nuestro ser, nos nutres y fortaleces, y nos das la Verdadera Vida que nos permite vivir la vida de todos los días en este mundo que a veces parece tan alejado de Tí. Pero, transformados por tu Amor, esencia misma de tu Ser, nosotros somos transformados en Tí. Y ya que eres Pan de Vida, nosotros nos transformamos en Pan de Vida para la vida de nuestros hermanos. ¿Y cómo no dejarnos comer por los demás, si al recibirte estamos diciendo que eso queremos? Ser devorada por el prójimo y entonces no seré pan duro enmohecido para tirar sin haber servido. Instrúyeme, Señor, para ver el camino que sea el tuyo, pordonde quieres que me entregue y sirva a los hermanos y a Tí, mi dulce Amado. Amén.

miércoles, 11 de mayo de 2011

miércoles 11 Mayo 2011

Miércoles de la III Semana de Pascua


Evangelio según San Juan 6,35-40.

Jesús les respondió: "Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.
Pero ya les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen.
Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí yo no lo rechazaré,
porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.
La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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¡Cuánto sufrirás, Amado mío, cuando ves que un alma se pierde! Tú no quieres perder nada de lo que Tu Padre te dió y todos somos tuyos. Pero rebeldes ovejas, nos vamos del rebaño y seguimos a otros pastores, falsos pastores. ¡Qué no harás Tú desde el Cielo para que ninguno se pierda! Por eso debemos dar gracias a Dios por los sufrimientos, los dolores, las enfermedades, ya que todas esas cosas nos redimen y nos hacen expiar nuestras culpas y le permiten a Cristo salvarnos. Y nos redimimos de la misma forma que Tú nos redimiste. Redimir es comprar para, comprar un esclavo para darle su libertad. ¡Qué caro pagaste nuestra libertad! Y nos redimiste con el precio de tu sangre derramada. Justo es que paguemos nuestras culpas con los sufrimientos y dolores que Jesús nos permite para configurarnos con él y comprar con nuestra sangre la libertad perdida por nuestra propia voluntad. Gracias, Señor, porque nos permites vivir con nuestros dolores Tu Pasión y así conseguir la salvación, santificarnos y, si no lo necesitáramos, nos das el gran gozo de poder configurarnos contigo compartiendo tu dolor. Gracias, Señor.
martes 10 Mayo 2011

Martes de la III Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 6,30-35.

Y volvieron a preguntarle: "¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo".
Jesús respondió: "Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo;
porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo".
Ellos le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan".
Jesús les respondió: "Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Sólo Tú, Señor, das la Vida al mundo. Tú eres verdaderamente el Pan de Vida. Sin Tí la vida es una visión borrosa, un espejismo en medio de un desierto. Sin Tï, la vida es un páramo donde no se encuentra árbol donde recostarse ni agua para calmar la sed. Sin Tí, la vida es cansancio y dolor sin sentido. Sin Tí, las mañanas son pesadillas nocturnas. Sin Tí, la eternidad no existe y el tiempo se desvanece entre los dedos como las lágrimas entre nuestras manos. Sin Tí, el alma sucumbe a la tristeza y a la desesperanza. Sin Tí, el día es un hartazgo infinito y la noche, un terror de pesadumbres. Sin Tí, la vida carece de sí misma, no tiene ser, es el no ser, y el no ser no es, por lo tanto, la vida sin Tí, no es, no existe, es nada. Sólo hay vida en la vida con tu Vida. Sino la vida se llena de muerte, y demuerte sin fin. Danos, Señor, la gracia de seguirte siempre para que tengamos Vida, la que Tú regalas. Y gracias, Señor, por darnos Tu Vida: la Vida que Tú tienes por ser Hijos de Dios y Dios mismo y compartirla con nosotros. Gracias. Amén.
lunes 09 Mayo 2011

Lunes de la III Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 6,22-29.

Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos.
Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias.
Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.
Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello".
Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?".
Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Buscar a Dios por Dios, no por cosas vanas. ¿Son cosas vanas las del mundo? El alimento, la bebida, el vestido, el techo, ¿no es aquellas cosas necesarias para el sustento del hombre? Aunque necesarias y no vanas, no hay que olvidarse nunca qué es del mundo y qué es de Dios. Dios quiere que seamos felices. No podemos ser felices sin aplacar nuestra hambre ni nuestra sed, pero debemos contentarnos con lo justo y lo necesario. Lo demás es vanidad. Y si aún lo necesario no tuviéramos, entregarnos a la Providencia divina, que sabrá cuándo satisfacer nuestro hambre y nuestra sed, ¿Acaso el pueblo de Israel no recibió el maná del cielo y agua de la piedra; y no contentos con eso, recibió perdices que cayeron sobre ellos? ¿Acaso Jesús no nos recuerda que si Dios cuida a los lirios del campo y a las aves del cielo, con mucho más celo cuidará de nosotros. Trabajemos, entonces, por el alimento no perecedero, el de la Vida Eterna. Trabajemos por Jesucristo. Busquemos a Dios en todas las cosas. Si las cosas no son de Dios, desecharlas; y si sí lo son, abrazarlas y no abandonarlas. ¡Cómo discernir lo que es Dios de lo que no lo es? Pues Dios, siendo Dios, es la suma Bondad, todo lo que sea de Él, será para el bien, no sólo de uno, sino de todos. En aquellas cosas que encuentres el bien de tus hermanos, allí estará Dios. Amén.
domingo 08 Mayo 2011

III Domingo de Pascua A

Evangelio según San Lucas 24,13-35.

Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén.
En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido
.
Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos.
Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran.
El les dijo: "¿Qué comentaban por el camino?". Ellos se detuvieron, con el semblante triste,
y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!".
"¿Qué cosa?", les preguntó. Ellos respondieron: "Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo,
y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron.
Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas.
Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro
y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo.
Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron".
Jesús les dijo: "¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!
¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?"
Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él.
Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante.
Pero ellos le insistieron: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba". El entró y se quedó con ellos.
Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio.
Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista.
Y se decían: "¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?".
En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos,
y estos les dijeron: "Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!".
Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Lo habían reconocido al partir el pan. Reconocer. Volver a conocer. Darse cuenta. Abrir los ojos y dejar la ceguera. Lo que estaba velado se pone al descubierto. Dar fe de lo que uno ya conocía y no recordaba. Reconocer. Reconocer a Cristo. Y lo reconocemos en su Palabra, que nos susurra la oído cada mañana. Y lo reconocemos en el hermano sufriente y desamparado, y en el otro, alegre y feliz. Y los reconocemos en los sacerdotes, ministros de Cristo. Y lo reconocemos en su Iglesia, su familia de sangre. Y lo reconocemos en los sacramentos, porque Él es la Gracia misma que se nos derrama. Pero sobre todo lo reconocemos en la Eucaristía, ese don inefable de Jesús por el que se quedó con nosotros para siempre. Tu Presencia me extasía, me llena de gozo. Allí está mi Amado, esperándome, entregándose, acercándose a mí. Y yo me acerco a tu Altar, Señor, para recibirte, como la novia fiel se acerca a las nupcias con su Amado. Cada Eucaristía es un encuentro de Amor entre Tú y yo. Y te acepto y me aceptas. Y nos unimos hasta ser uno solo. Y la fiesta gira alrededor y estoy inmersa en ella. Todos bailando con el novio. Todos buscando su cercanía. ¡Qué hermoso, Señor, es compartirte en ese momento con mis hermanos! Y todos somos uno, porque cada uno es uno contigo. Y te partes para que todos te tengan. Y te haces pan, para tenerte cerca, para saberte simple, humilde, pequeño pero a la vez imprescindible, indispensable. ¡Oh Amor, tantas veces olvidado, perdona mis desaires y mis rechazos, y, te suplico, mira sólo mi corazón que quiere estar contigo! Amén.
sábado 07 Mayo 2011

Sábado de la II Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 6,16-21.

Al atardecer, sus discípulos bajaron a la orilla del mar
y se embarcaron, para dirigirse a Cafarnaún, que está en la otra orilla. Ya era de noche y Jesús aún no se había reunido con ellos.
El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento.
Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo.
El les dijo: "Soy yo, no teman".
Ellos quisieron subirlo a la barca, pero esta tocó tierra en seguida en el lugar adonde iban.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Cuando el mar está agitado, Jesús puede caminar sobre esas aguas como si fuera sobre pasto. Y nos dice: "NO teman". El mar podrá estar agitado pero Jesús viene a nuestro encuentro siempre. Y con Él, tocamos tierra. Llegamos a lugar seguro, simepre llegamos con Él a la meta final. Y no habrá necesidad de esforzarse demasiado. Su propio ser nos llevará a la tierra prometida, a la orilla donde debemos desembarcar. Y las aguas tormentosas habrán quedado atrás, y sólo quedaremos nosotros y Jesús. Sin necesidad de más. Pero tampoco nunca necesidad de menos. Amén.
viernes 06 Mayo 2011

Viernes de la II Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 6,1-15.

Después de esto, Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades.
Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía curando a los enfermos.
Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos.
Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: "¿Dónde compraremos pan para darles de comer?".
El decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer.
Felipe le respondió: "Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan".
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:
"Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?".
Jesús le respondió: "Háganlos sentar". Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran uno cinco mil hombres.
Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron.
Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: "Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada".
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada.
Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: "Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo".
Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada. Sí, Señor, debemos ir a recoger los pedazos esparcidos que están fuera del canasto para que nada se pierda. Debemos recoger lo que el mundo considera sobrante: los pobres, los enfermos, los ancianos, los niños, los discapacitados, los niños por nacer, los adictos, los encarcelados. Tomemos lo que el mundo detesta para que no se pierda nada,porque esos "panes de Dios" que están maltrechos, partidos, hechos trizas, en fin, sobrantes, esos son "panes de Dios" y Dios quiere que nada se pierda. Tomemos esos panes, recuperémoslos. Habrá que quizás limpiar algunos, recortar otros, volverlos a cocer, acomodarlos, y todo con sumo cuidado, con el amor de una madre, con el amor de Dios. Que nada se pierda, Señor. Y que siempre vea qué se está perdiendo.

domingo, 8 de mayo de 2011

jueves 05 Mayo 2011

Jueves de la II Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 3,31-36.

El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra. El que vino del cielo
da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio.
El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida.
El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos.
El que cree en el Hijo tiene Vida eterna. El que se niega a creer en el Hijo no verá la Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.


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Si Dios Padre ha puesto todo en tus manos, Señor, también me ha puesto a mí en ellas. Estoy en tus manos, Señor. ¡Qué dulzura son las manos de mi Señor! ¡Qué suaves y llenas de ternura! ¡Qué paz siento en sus manos! Como un ave se regocija en su nido y siente el calor de su hogar, se siente a salvo en él de sus enemigos y simpre tiene alimento para pasar la noche, así mi alma se regocija en las manos del Señor, mi Salvador. Él me protege de mis enemigos y me da paz en medio de las tribulaciones. Me protege de todo mal y se brinda a sí mismo como mi alimento. De sus propias manos recibo el agua de la Vida y sus caricias sanan mis heridas. Me protege del viento huracanado y permite que la brisa suave del soplo del Espíritu refresque mi alma. Me sostiene con fuerza y nunca me abandona. Me lleva por el camino verdadero donde llegaré a la Casa donde Él vive y moraré con Él, en el amor, de la vida eterna. Amén.
miércoles 04 Mayo 2011

Miércoles de la II Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 3,16-21.

Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas.
En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Ilumíname, Señor, con tu Luz. Hazme arder por dentro como llama incandescente. Que tu Luz brille a través mío para iluminar las tinieblas de los demás. Porque hay tinieblas en las que entramos por nuestra propia voluntad, pero hay tinieblas que son parte de esta vida carnal y finita, y otras con las que somos heridos por los que andan en las tinieblas por su propia voluntad. DE las primeras, son los pecados personales. De las segundas, son la enfermedad y la muerte. De las terceras, son la soledad, la pobreza, el hambre, la injusticia, la desigualdad y tantas otras que vemos en el mundo. Hazme Luz que ilumine a aquellos que necesitan de tu Luz. Sírvete de mí , Dios mío. Quiero ser lámpara en tus manos. No permitas que rechace jamás tu Luz y, para ser iluminada por Tí, debo ser humillada, deshomrada, ultrajada, Señor, lo acepto y te doy gracias, porque Tí hiciste eso por mí. Yo quiero hacerlo por Tí. Amén.
martes 03 Mayo 2011

Evangelio según San Juan 14,6-14.

Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.
Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".
Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".
Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: 'Muéstranos al Padre'?
¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras.
Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre.
Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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El Padre está en el HIjo y el Hijo está en el Padre. Maravillosa realidad de unidad íntima, de comunión profunda. Padre, Hijo y Espíritu Santo, un solo Dios y tres Personas. El Padre crea; el Hijo redime lo creado y el Espíritu Santo lo santifica. Sin uno de los tres, sin la comunión de los tres, no sería posible la Vida Eterna. Porque lo que el Padre crea, nace con su naturaleza herida por el pecado de nuestros padres Adán y Eva; el Hijo, redime, compra con su Sangre nuestra libertad y nos libera del pecado, abriendo las puertas a la Vida Verdadera, y el Espíritu Santo completa la obra con la santificación, que nos posibilita a los hombres, que por la concuspiscencia aún nuestra naturaleza queda debilitada y proclive a caer, a través de los sacramentos recuperar la gracia y seguir nuestro camino de santidad para alcanzar la Vida Eterna. Bendita comunión de la Santísima Trinidad que nos hace merecedores de un premio inalcanzable por nosotros mismos. Y camino de santidad, dije. ¿Y cuál es ese camino? Es Cristo mismo. El camino de la santidad no es otra cosa que ser su imagen. Vivir como Él vivió, hacer lo que Él hizo. Y es la Vida, porque en Él, con Él y en Él alcanzamos la Vida Plena. Y es la Verdad. Porque lo que nos muestra el mundo son espejos de colores que se estrellan y se rompen con sólo caer. Él cayó tres veces, y hoy está resucitado. En la Verdad está el Bien. Y en el Bien está el Amor. Dios es Amor. Cristo es Dios. ¡Alabado Sea por siempre!

lunes, 2 de mayo de 2011

lunes 02 Mayo 2011

Lunes de la II Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 3,1-8.

Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, que era uno de los notables entre los judíos.
Fue de noche a ver a Jesús y le dijo: "Maestro, sabemos que tú has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que tú haces, si Dios no está con él".
Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Dios. "
Nicodemo le preguntó: "¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?".
Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu.
No te extrañes de que te haya dicho: 'Ustedes tienen que renacer de lo alto'.
El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.


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Renacer de lo alto. Nacer del agua y del Espíritu. Nacer por el Bautismo. Señor, por el Bautismo somos identificados contigo. Se reestablece nuestra imagen: somos hijos en el Hijo. Nuestra imagen y semejanza de Dios, se hallaba borrosa e irreconocible. Y en ese momento, tan pequeño,pero tan sublime, tan humilde pero tan majestuoso, tan sencillo pero tan poderoso, por ese Agua, el Agua de la Vida que Tú nos diste, porque Tu mano rozó ese simple agua, el Espíritu sopló sobre ella, el Padre la bendijo, por ese Agua, inmersos en ella, nos sumergimos en tu Muerte y renacemos a la Vida Nueva de cristianos, testigos, discípulos y misioneros. Nos da ya la Resurrección en germen. Ya está dentro de nosotros. ¡Gracias, Señor, por darnos esta Vida de plenitud, de Amor eterno, de felicidad!




El viento no se sabe de dónde viene ni adónde va. Lo mismo pasa con los que han nacido del Espíritu. Porque nacer del Espíritu es pertenecer a Cristo. Ser uno con Cristo. Y, entonces, nuestra vida es guiada por Él. ¿Quién sabe los planes de Dios? ¿ Quién pude saber lo que Él tiene preparado para mí mañana? ¿Quién sabe desde niño a qué lo llamará Dios? Algunos lo saben, pero son pocos los que tienen la gracia de sentir el llamado desde la tierna infancia. Por eso, quien verdaderamente ha nacido del Espíritu, se entrega a Cristo totalmente, y dice, como Pablo: "Ya no soy yo el que vivo, sino Cristo que vive en mí".´Y me entrego a Él con toda confianza, como un niño que va de la mano de su madre: no sabe adónde lo lleva, pero sabe que será algo bueno y con ella siempre estará seguro. Y de la mano de mi Cristo, voy hacia dónde Él me señale. Y no sé adónde voy, pero el camino de su mano termina en la Casa del Padre. Y yo sabré de dónde vengo, pero iré a lugares dónde se preguntarán:¿Cómo llegó ésta aquí? Pero seguir a Cristo es dejarse llevar por el Espíritu, soportarlo todo por Él, y entregarse como ofrenda día a día a Él. Amén.
domingo 01 Mayo 2011

II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia

Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes".
Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo.
Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.
Los otros discípulos le dijeron: "¡Hemos visto al Señor!". El les respondió: "Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré".
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Luego dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe".
Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!".
Jesús le dijo: "Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!".
Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro.
Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Creer. Seguir creyendo. Aunque todo te oculte a mis ojos, seguir creyendo. Tú me das la Vida, Señor. Tú eres mi Vida. Tú eres la Paz. Tú eres mi Paz. Sóplame. Sopla sobre mí envía tu Espíritu, Señor. Que sin Tí, estamos ciegos. Sin Tí, somos ciegos en un pozo profundo del abismo y sólo la fe en Tí nos eleva. No necesito, Señor, como otrora Tomás, poner mis manos en tus llagas. Si sé muy bien que estás aquí, junto a mí,leyendo esto que escribo. Tú resucitaste y vives para siempre. Pero no te has guardado la herencia para Tí, sino que la has repartido entre todos tus hermanos. ¡Gracias, Señor, por mi vida! Porque al darme la vida, pude conocerte, y al conocerte, pude amarte, y al amarte, pude entregarme a Tí. Tú eres mi vida. El camino que transito, mis huellas y mis heridas, mi corazón y mi mente, lo hecho y lo deshecho. Porque Tú eres en quien yo creo, Tú me diste la fe y la esperanza, Tú me diste el Amor. Y aún en mis heridas, en mis caídas y errores, ahí también estás Tú, porque Tú eres mi vida. Y estás para levantarme al caerme, estás para sanar mis heridas, estás para corregirme en mis errores. Sopla, Señor, sopla sobre mí. Envíame tu Espíritu. Envíame tu Paz. Amén
sábado 30 Abril 2011

Sábado de la Octava de Pascua

Evangelio según San Marcos 16,9-15.

Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios.
Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban.
Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.
Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado.
Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron.
En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado.
Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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"Vayan por todo el mundo anuncien la Buena Noticia a toda la creación". Este mandato misionero nos lo das desde el Bautismo, Señor: anunciar a todos tu Buena Noticia. Y nos encontraremos con incrédulos. Pero lo peor será encontrarnos con hermanos que alguna vez estuvieron a tu lado y hoy te rechazan. ¡Qué difícil anunciarle la Buena Noticia al que una vez creyó y hoy ya no cree! Es como si pudiendo ver, se tapara los ojos para quedarse en la oscuridad. ¡Cómo no creer en la Buena Noticia! Si al menos te cuesta creer en Cristo Resucitado, cree en sus Palabras, cree en sus obras, cree en su Amor. ¡Cómo no creerle al Amor! Es como tener enfrente un néctar exquisito y no querer probarlo. Anunciar la buena Noticia. pero anunciar la Buena Noticia con palabras y sin obras es como querer construir una casa sobre un médano; el viento soplará de otro lado, el médano semoverá y la casa caerá. Son necesarias las obras. Son las obras las que demuestran el amor que se dice con la boca. Son las obras las que sustentan al amor. Y en el amor que mostremos, el mundo creerá en el Resucitado, en Cristo, porque cuando nos pregunten por qué lo hacemos, responderemos: "Porque Jesús murió por nosotros y resucitó y ahora vive para siempre. Su amor nos impulsa. Es por Cristo que lo hacemos" Amén.
viernes 29 Abril 2011

Viernes de la Octava de Pascua

Evangelio según San Juan 21,1-14.

Después de esto, Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Sucedió así:
estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.
Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar". Ellos le respondieron: "Vamos también nosotros". Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada.
Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él.
Jesús les dijo: "Muchachos, ¿tienen algo para comer?". Ellos respondieron: "No".
El les dijo: "Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán". Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla.
El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: "¡Es el Señor!". Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua.
Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla.
Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan.
Jesús les dijo: "Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar".
Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió.
Jesús les dijo: "Vengan a comer". Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: "¿Quién eres", porque sabían que era el Señor.
Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Tener confianza en el Señor. Él nos guía por aguas seguras, donde encontraremos qué comer. Saber que si nos dice algo dentro de nuestro corazón o en nuestra conciencia, eso es lo que debemos hacer. Siempre Él buscará nuestro bien, siempre Él estará cuídándonos. Señor, dime dónde tirar mi red. Sé que quieres que pesque los peces que debo acercarte, pero dónde tirar mi red. Que mi red sea consuelo del afligido, sostén del que cae y se desmorona, abrazo del que está solo. Pero Tú prende el fuego, Señor, prende el fuego del Espíritu en mi corazón. Y dame de comer, dame tu Pan hasta saciarme. Aliméntame, Señor, que sin Tí yo no existo. Soy en tanto y en cuanto Tú. Tú eres mi tasa y mi medida. Y me ceñiré como Pedro la túnica a la cintura y caminaré por las aguas hasta alcanzarte. Me tiraré de la barca sin miedo de ahogarme. Porque quiero llegar a Tí y cenar contigo. Los dos junto al fuego de la Iglesia, compartiendo el pan y el pescado con los hermanos. Amén.