viernes, 25 de marzo de 2011

viernes 25 Marzo 2011



La Anunciación del Señor -



Solemnidad



Evangelio según San Lucas 1,26-38. En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó. Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios. ---------

"Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". María, Madre de dulzura, de la fe infinita, de la disponibilidad. María, modelo de los hombres que buscan respuesta y no hacen preguntas, que esperan el momento con serenidad, que siguen el camino marcado por Dios. El Camino es tu Hijo, el camino es el Amor, el camino es el servicio. Y el servicio es humildad. La humildad de aceptar aquello que venga de Dios sin cuestionarlo. No importa lo difícil o arriesgado que sea. No importa los desiertos que uno deba cruzar. Como María, ser felices al servir a Dios y sentir la paz del deber cumplido pero al mismo tiempo la paz de la libertad del corazón. Porque uno elige libremente el servir como uno elige libremente el amar. Que tu servicio sea el nuestro, Madre querida, y que nuestro corazón se parezca cada vez más al tuyo.


Tu Sí es un sí a la vida. La vida como es: problemática, con sinsabores, complicada, con días de soledad, de angustias. Pero dijiste sí a la vida de Dios, aceptando su voluntad; sí a la vida de un niño, aceptando en tu seno una nueva vida; sí a la vida de madre, aceptando cuidar de esa vida frágil y omnipotente a la vez, que te supera pero que la vez te maravilla y te llena de gozo. Eso es decir sí a la vida. Eso es vivir de verdad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario