viernes, 25 de marzo de 2011

miércoles 23 Marzo 2011

Evangelio según San Mateo 20,17-28.

Cuando Jesús se dispuso a subir a Jerusalén, llevó consigo sólo a los Doce, y en el camino les dijo:
"Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte
y lo entregarán a los paganos para que sea maltratado, azotado y crucificado, pero al tercer día resucitará".
Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo.
"¿Qué quieres?", le preguntó Jesús. Ella le dijo: "Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda".
"No saben lo que piden", respondió Jesús. "¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?". "Podemos", le respondieron.
"Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre".
Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos.
Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad.
Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes;
y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo:
como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Señor, Tú nos llamas a servir. No a buscar grandes e importantes lugares. O sí. El lugar más alto es del que se haga servidor de todos. Ése es el lugar que debemos buscar. Darnos cuenta que el último es el que está más cerca de Tí. El más pobre, el más solo, el más sufriente, y cuánto más el que se arroja a sus pies para servirlos. Porque en todos ellos estás Tú, oh Majestuoso Rey, y quién está más cerca del Rey que aquél que lo sirve. En el servicio encontramos las alas del alma, las que nos permiten acercarnos más a Tí y asemejarnos más a tu figura. Las alas del alma son la paciencia, la humildad, la disponibilidad, la ternura, la benevolencia, la amabilidad, el don de sí, la alegría, la afabilidad, la mansedumbre, la obediencia, el silencio. Pero sólo hay un viento que permite batir esas alas y es el amor que nos fue dado por el Espíritu Santo. El amor es la llave que abre la puerta del servicio. Sin esa llave, abrimos la puerta del activismo, de la obligación, o, lo que es peor, la puerta de la vanagloria, de hacer por mostrarme, del hacer sin ser. El hacer sigue al ser y el ser viene de Dios, y Dios es amor.

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