miércoles, 2 de marzo de 2011

miércoles 02 Marzo 2011

Miércoles de la VIII Semana del Tiempo Ordinario


Evangelio según San Marcos 10,32-45.

Mientras iban de camino para subir a Jerusalén, Jesús se adelantaba a sus discípulos; ellos estaban asombrados y los que lo seguían tenían miedo. Entonces reunió nuevamente a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder: "Ahora subimos a Jerusalén; allí el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos: ellos se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán. Y tres días después, resucitará". Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: "Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir". El les respondió: "¿Qué quieren que haga por ustedes?". Ellos le dijeron: "Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria". Jesús les dijo: "No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?". "Podemos", le respondieron. Entonces Jesús agregó: "Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados". Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Servidor de todos. Señor, siempre esta Palabra tuya me trajo conflicto. Yo no quiero ser grande, mucho menos la primera. Quiero esconderme detrás de los telones y ser aquella que alcanza lo necesario para que los demás vivan. Servidora de todos, pero ser la última. Porque el servido es el rey en ese momento. Porque el servido eres Tú, mi Señor. Servir a todos porque todos son Cristo. Y sirviendo a todos, servirte a Tí, mi Señor, mi Amado, mi Luz y mi Paz.

Pero por algo lo dices. Es verdad. En ocasiones he servido para envanecerme. Para buscar reconocimiento, por orgullo y vanidad. Tienes razón. No es el servir lo importante, sino aquel servicio que se hace por amor. Lo demás es más una desventaja en el camino de salvación que otra cosa. Servir para que nos agradezcan, servir para ser halagado, servir para tener algo que hacer, son servicio que en definitiva nacen en uno y terminan en uno: uno mismo es el fin del servicio. Y me sirvo a mí mismo.

El servicio es el amor en acción. Es el amor demostrado. El servidor no hace alarde de su servicio. Sirve y se aleja inmediatamente para que el servido pueda disfrutar con alegría y como didad del servicio recibido. Y cuanto mayor sea nuestra responsabilidad, cuanto mayor el número de nuestros talentos, cuánto más hayamos recibido de nuestro Señor, más pequeños debemos hacernos, más humildemente debemos servir a los demás, y con más ahínco y disponibilidad.

Y entonces, como Tú, estaremos dando la vida entera por todos, entregarnos y entregarte, una sola cosa. Señor, que no me olvide un sólo día de mi vida de que soy tu servidora y que en el hermano a Tí te sirvo, a Tí te encuentro y en él te hallo. Amén.



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