lunes, 14 de marzo de 2011

lunes 14 Marzo 2011

Lunes de la I Semana de Cuaresma

Mateo 25,31-46.

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,
porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;
desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'.
Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'.
Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'.
Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,
porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;
estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'.
Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'.
Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'.
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Señor, qué duro, qué fuerte es este Evangelio para mí. Cada vez que lo escucho, cada vez que lo leo, me doy cuenta de cuán lejos estoy de alcanzar lo que Tú quieres para mí. ¿Qué hago yo por el hambriento, por el sediento, por el desnudo? ¿Qué hago yo por el que está enfermo o preso?
¡Cuánto me falta, Señor, para llegar a la meta! Porque si creo que unas pocas monedas dadas de vez en cuando, una llamada corta y al pasar a un enfermo, es todo lo que puedo dar, entonces, debo estar ciega, sorda, muda y paralítica, si no puedo más.
Enséñame, Señor, a dar aquello que más me cuesta, aquello que menos tengo, aquello en lo que soy más torpe, aquello que no me gusta. Enséñame y ayúdame, porque yo quiero estar contigo, y ése es el camino. Amén.


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