martes, 15 de marzo de 2011

martes 15 Marzo 2011

Martes de la I Semana de Cuaresma

Mateo 6,7-15.

Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados.
No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
-----
Padre Nuestro, Padre, porque somos tus hijos, nos amas y proteges constantemente en tu Divina Providencia, nos guías por el recto camino, nos enseñas y velas por nosotros en cada segundo del día y de la noche, porque nos has engendrado en el amor, por el amor y para el amor, porque abres tus manos poderosas para que podamos volar y tomar nuestras propias decisiones y si nos alejamos, nos esperas pacientemente para abrazarnos al regreso y darnos tu perdón misericordios aún antes de que te lo pidamos.
Que estás en el Cielo, Cielo que no es el cielo que vemos, sino que estás en las Alturas, porque Tú eres Santo, Santo, Santo, y allí, Omnipotente y Todopoderoso, y desde allí, te haces pequeño para entrar dentro nuestro y habitar en nuestro corazón.
Santificado Sea Tu Nombre, alabado por siempre lo sea. Ante Él nos arrodillamos y pedimos tu gracia. Te adoramos, Padre, Señor, Rey de Universo.
Venga a nosotros Tu Reino, para que haya paz, amor, fraternidad. Para que Jesús reine en todo lugar. Para que tu ley sea la única ley y ya no haya leyes porque la única ley será el amor. Y preguntarán los jueces: "¿Actuaste así por amor? ¿Fue el amor que te impulsó a este hecho?" Y será el amor lo que juzgue a los hombres, lo que los condene o los salve. Reino de bondad y felicidad eterna. Y ya no habrá pobres, porque ya no habrá ricos que acumulen. Y ya no habrá hambrientos, porque el pan será gratuito y será de todos. Y ya no habrá marginados, rechazados, desolados, angustiados, porque todos seremos hermanos y la alegría y la esperanza y todo será compartido, todos seremos en todos y todos seremos uno.

Hágase Tu Voluntad, así en la Tierra como en el Cielo. Que se haga Tu Voluntad, Señor. Que nuestra voluntad sea hacer Tu Voluntad. Y no seremos sometidos, sino hijos en el Hijo cuya voluntad es la misma, es una con la del Padre, como fue así la Voluntad de Tu Hijo. Y entonces seremos felices, porque nuestra voluntad, que es la Tuya, será hecha.
Danos hoy nuestro Pan de Cada día. Y nos das el pan, poco o mucho del alimento que necesita el cuerpo. Y nos das el Pan de Tu Palabra, que sacia nuestra sed de amor y seca nuestras lágrimas. Y nos das el Pan de tu Cuerpo y de Tu Sangre, que nos alimenta el alma, nos fortalece la voluntad, nos abre la inteligencia a las cosas de Dios, nos hace crecer en la fe, en la esperanza y en el amor.
Perdónanos nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Porque no puedo pedir lo que no doy. Y si quiero el perdón que Tú me ofreces, ¿cómo tomarlo si yo no lo ofrezco? Si al ofenderte yo aTí ofendo nada más y nada menos que a Dios, el Creador, el que tiene en sus manos el poder de la Vida; y Tú, sin más, me perdonas, no importa la magnitud de mi ofensa ni las veces en que haya caído, Tú me perdonas. ¿Cómo yo seré tan soberbia de no perdonar la pequeña ofensa que me hace mi pequeño hermano? Yo que no soy nada, ¿acaso creo tener más poder que Tú? Para pedirte perdón, primero debo perdonar a mi hermano, y después, ofrecerte mi pecado con el dolor del arrepentimiento pero con el amor de haber perdonado primero a mi pequeño hermano.
No nos dejes caer en la tentación. Que no caigamos aunque sepamos que Tú vendrás a levantarnos. Danos la fuerza de resistirnos. Danos la perseverancia en la oración que resiste la tentación. Ponnos tu brazo fuerte antes de la caída, aunque nos duela. Porque mayor dolor es estar alejado de Tí, Señor, más doloroso que la muerte misma es estar lejos de Tí.
Líbranos del mal. Porque hay males que no podemos evitar: la enfermedad, el desempleo, la precariedad, la pobreza, la muerte. Líbranos, Señor, pero siempre que esta sea Tu Voluntad.
Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario