miércoles, 30 de marzo de 2011

martes 29 Marzo 2011

Martes de la III Semana de Cuaresma

Evangelio según San Mateo 18,21-35.

Entonces se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?". Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo". El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'. El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'. E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".



Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Perdonar. La Cruz de Cristo es perdón infinito. En ella quedaron crucificados todos nuestros pecados. Si Él, que es Santo y sólo amor nos dió, nos perdonó todas nuestras ofensas, ¿cómo no perdonar al hermano que, aunque nos ofenda, también debe soportar nuestras ofensas? No importa la ofensa ni el ofensor ni el ofendido, sino el perdón. El perdón es la medida del amor. Quien ama mucho, perdona mucho; quien poco ama, poco perdona. ¿Cómo pedirle a Dios perdón si no perdoné antes a mi hermano? ¿Cómo puedo pedir lo que yo no dí? Y, por otra parte, si fuímos configurados con Cristo por el Bautismo, ¿no debemos perdonar como Él nos perdonó? Pero, Señor, también entiendo a Pedro: no es cosa fácil. Pero allí las palabras que le dirigiste a Pablo: " Te basta mi gracia". Yo podré dificultar el perdón, pero puedo en un primer paso del amor, pedirle adios que lo perdone por mí. Y que me dé la fuerza para perdonarlo, porque el otro es mi hermano, es Cristo. ¿Cómo atreverme a no perdonar a Cristo? ¡Cuánta soberbia en no perdonar! Más vale el silencio
Antes de acusar a mi hermano, aún cuando éste me hubiese ofendido, debo callar y perdonar. Y ya en la paz del corazón que ha perdonado, dialogar con él para buscar la conciliación, no el enfrentamiento. Jesús es el Señor de la Paz, busquemos la concordia aunque mucho perdamos. El que mucho pierde en este mundo, mucho gana en el Reino de los Cielos.

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