miércoles, 30 de marzo de 2011

miércoles 30 Marzo 2011

Miércoles de la III Semana de Cuaresma


Evangelio según San Mateo 5,17-19.

No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Jesucristo es la Palabra que viene a dar cumplimiento al Antiguo Testamento. Toda enseñanza del Antiguo Testamento está subsumida en sus enseñanzas. Él las dice con una voz nueva, las explicita y las resume en su Nuevo Testamento, en la Nueva Alianza de Amor que se firma con su sangre en el madero de la Cruz y sella con su Vida que la da para la Nueva Vida de todos. Esa Nueva Alianza, que contiene todos los mandamientos, toda la Ley, todos los Profetas, todas sus Bienaventuranzas es esta: " Les doy un Mandamiento Nuevo: Ámense los unos a los otros como Yo los he amado". Dar nuestra vida por la vida del otro es la plenitud de la Ley: es el Amor lo único necesario.

Y yo, Señor, sentada aquí, sí, es verdad con mi brazo roto. Pero, ¿Qué he hecho yo hoy por el otro? ¿En qué amé hoy? Es verdad, hay días que Tú me dices (y me lo dices directamente a través de tus sacerdotes u otras personas) que debo descansar, que ahora es tiempo de dedicarme a mí. Para cobrar fuerzas y poder volver a la batalla del servicio. Pero aún me siento en falta. Enséñame la humildad de poder saber cuándo es el tiempo del descanso y cuándo el tiempo del trabajo, y aceptar cuando mi cuerpo no puede más.
martes 29 Marzo 2011

Martes de la III Semana de Cuaresma

Evangelio según San Mateo 18,21-35.

Entonces se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?". Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo". El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'. El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'. E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".



Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Perdonar. La Cruz de Cristo es perdón infinito. En ella quedaron crucificados todos nuestros pecados. Si Él, que es Santo y sólo amor nos dió, nos perdonó todas nuestras ofensas, ¿cómo no perdonar al hermano que, aunque nos ofenda, también debe soportar nuestras ofensas? No importa la ofensa ni el ofensor ni el ofendido, sino el perdón. El perdón es la medida del amor. Quien ama mucho, perdona mucho; quien poco ama, poco perdona. ¿Cómo pedirle a Dios perdón si no perdoné antes a mi hermano? ¿Cómo puedo pedir lo que yo no dí? Y, por otra parte, si fuímos configurados con Cristo por el Bautismo, ¿no debemos perdonar como Él nos perdonó? Pero, Señor, también entiendo a Pedro: no es cosa fácil. Pero allí las palabras que le dirigiste a Pablo: " Te basta mi gracia". Yo podré dificultar el perdón, pero puedo en un primer paso del amor, pedirle adios que lo perdone por mí. Y que me dé la fuerza para perdonarlo, porque el otro es mi hermano, es Cristo. ¿Cómo atreverme a no perdonar a Cristo? ¡Cuánta soberbia en no perdonar! Más vale el silencio
Antes de acusar a mi hermano, aún cuando éste me hubiese ofendido, debo callar y perdonar. Y ya en la paz del corazón que ha perdonado, dialogar con él para buscar la conciliación, no el enfrentamiento. Jesús es el Señor de la Paz, busquemos la concordia aunque mucho perdamos. El que mucho pierde en este mundo, mucho gana en el Reino de los Cielos.

lunes, 28 de marzo de 2011

lunes 28 Marzo 2011
Lunes de la III Semana de Cuaresma
Evangelio según San Lucas 4,24-30.
Después agregó: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio". Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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La salvación es para todos. Pronto será el tiempo de la Pascua, tiempo de celebrar la Salvación, nuestra Redención. Algunos iremos al Templo. Otros, estarán en su casa. Para algunos será un día más. Pero todos fuímos salvados. No olvidemos esto nunca: así como Jesús nació para todos, así el murió por todos: fieles e infieles, creyentes y no creyentes, todos hermanados por Cristo en su Cruz y resurrección. Porque la resurrección no será sólo para los bautizados sino para todo hombre de buena fe que haya vivido por el amor, en el amor, y para el amor.



domingo 27 Marzo 2011
III Domingo de Cuaresma A
Evangelio según San Juan 4,5-42.
Llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José. Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía. Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: "Dame de beber". Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. La samaritana le respondió: "¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?". Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos. Jesús le respondió: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: 'Dame de beber', tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva". "Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva? ¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?". Jesús le respondió: "El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna". "Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla". Jesús le respondió: "Ve, llama a tu marido y vuelve aquí". La mujer respondió: "No tengo marido". Jesús continuó: "Tienes razón al decir que no tienes marido, porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad". La mujer le dijo: "Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar". Jesús le respondió: "Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad". La mujer le dijo: "Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo". Jesús le respondió: "Soy yo, el que habla contigo". En ese momento llegaron sus discípulos y quedaron sorprendidos al verlo hablar con una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó: "¿Qué quieres de ella?" o "¿Por qué hablas con ella?". La mujer, dejando allí su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: "Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que hice. ¿No será el Mesías?". Salieron entonces de la ciudad y fueron a su encuentro. Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús, diciendo: "Come, Maestro". Pero él les dijo: "Yo tengo para comer un alimento que ustedes no conocen". Los discípulos se preguntaban entre sí: "¿Alguien le habrá traído de comer?". Jesús les respondió: "Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra. Ustedes dicen que aún faltan cuatro meses para la cosecha. Pero yo les digo: Levanten los ojos y miren los campos: ya están madurando para la siega. Ya el segador recibe su salario y recoge el grano para la Vida eterna; así el que siembra y el que cosecha comparten una misma alegría. Porque en esto se cumple el proverbio: 'no siembra y otro cosecha' Yo los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado, y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos". Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él por la palabra de la mujer, que atestiguaba: "Me ha dicho todo lo que hice". Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y él permaneció allí dos días. Muchos más creyeron en él, a causa de su palabra. Y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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"Dame de beber" Tú me pides, Señor , que te dé de beber. Y no creo que sea una forma de entablar conversación. Tú me dices: "Dame de beber de tu agua. Sí, esa agua de pecados, de errores, de caídas. Dame de beber. Tengo sed de tí, de tu amor por ´Mí. Si tú me das tu agua, yo te daré la mía: yo te daré de esta Agua Viva, la que da la Vida Eterna. Y tu sed de amor (porque que es la sed del hombre sino una infinita sed de amor) será saciada. Y nunca más tendrás sed porque serás mi Amada. Y mi Agua britará en tí como manantial y saciarás con tu amor que nace del Mío, la sed de Amor de muchos que están solos y doloridos. Dame de beber y apagaré tu sed y tu sed apagada apagará la sed de tantos. Tantos manantiales brotan de Uno solo. Pero dame de beber primero tu presencia, luego, tu escucha, luego tu obediencia. Borraré tu suciedad, tus manchas con mis besos de agua limpia y serás saciada. Y ya sin sed, me darás tu alma".


Dejaré mi cántaro, roto y gastado al pie del pozo. Dejaré mi cántaro pues ya no lo necesito. Tu Agua está en mí y de ella vivo. Dejaré mi cántaro al pie del pozo y Tú lo cubrirás con flores y semillas preciosas que darán buen fruto. Dejaré mi cántaro y echaré a correr, con tando el milagro. La paz me ha inundado. Soy manantial de tu Agua. Y correré por los montes y me pondré al pie del peregrino para que beba de esta Agua. Y el peregrino caminará hasta el principio de esa Agua dulce y sabrosa para saber dónde hallarla. Y te encontrará a Tí, mi dulce Néctar, mi Bálsamo Adorado. Y se hará manantial el peregrino. El manantial peregrinará por el camino.



sábado, 26 de marzo de 2011

sábado 26 Marzo 2011 Sábado de la II Semana de Cuaresma Evangelio según San Lucas 15,1-3.11-32. Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos". Jesús les dijo entonces esta parábola: Jesús dijo también: "Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de herencia que me corresponde'. Y el padre les repartió sus bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: '¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros'. Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: 'Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo'. Pero el padre dijo a sus servidores: 'Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado'. Y comenzó la fiesta. El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso. El le respondió: 'Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo'. El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: 'Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!'. Pero el padre le dijo: 'Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado'". Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Señor, me dices tanto en este texto. Me quedaré con una palabra: "se conmovió". Señor, Tú te conmueves. El gran Dios Todopoderoso, el Omnipotente, el Creador, el Salvador, se conmueve. Me miras pequeña, frágil, pecadora, pero miras mi dolor, mi pesar por haberte fallado, por haberme alejado de mí. Y te conmueves. Sufres una conmoción. El Grande se hace pequeño frente al pecador, se estremece, se conduele. Sufre lo que el pecador sufre: sus tentaciones, su debilidad, su necesidad de amor, sus lágrimas, su llanto silencioso. Se mueve y se estremece Tu Corazón frente al mío. A tu corazón lo mueve el mío y laten al unísono. Sientes lo que yo, eres parte mía y yo parte de Tí. Qué amor tan grande, Señor, porque no te basta el perdonar, sino que eliges sentir lo que yo siento: mis defectos, mis pecados. Y me abrazas. Y pones mi cabeza dentro de Tu pecho. Qué hermoso lugar para descansar después del camino del pecado. Déjame así, Señor, con la cabeza recostado sobre tu pecho, escondida en tus manos. Déjame así, respirando el perfume de tu corazón. Déjame dormir un poco aquí contigo, que pronto amanecerá y tendré que seguir el camino. Pero sé que a la noche, cuando vuelva a recostarme, tu pecho cubrirá mi rostro y tu ropaje secará mis lágrimas. Me taparás con tu manto, Señor, para que el frío del mundo se me quite. Y descansaré tranquila, Señor, después de haberte pedido perdón por mis pecados, y Tú velarás mi sueño. El Rey vela el sueño de su servidora. ¡Qué buen Rey, qué hermoso Rey, cómo no amarlo!

viernes, 25 de marzo de 2011

viernes 25 Marzo 2011



La Anunciación del Señor -



Solemnidad



Evangelio según San Lucas 1,26-38. En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó. Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios. ---------

"Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". María, Madre de dulzura, de la fe infinita, de la disponibilidad. María, modelo de los hombres que buscan respuesta y no hacen preguntas, que esperan el momento con serenidad, que siguen el camino marcado por Dios. El Camino es tu Hijo, el camino es el Amor, el camino es el servicio. Y el servicio es humildad. La humildad de aceptar aquello que venga de Dios sin cuestionarlo. No importa lo difícil o arriesgado que sea. No importa los desiertos que uno deba cruzar. Como María, ser felices al servir a Dios y sentir la paz del deber cumplido pero al mismo tiempo la paz de la libertad del corazón. Porque uno elige libremente el servir como uno elige libremente el amar. Que tu servicio sea el nuestro, Madre querida, y que nuestro corazón se parezca cada vez más al tuyo.


Tu Sí es un sí a la vida. La vida como es: problemática, con sinsabores, complicada, con días de soledad, de angustias. Pero dijiste sí a la vida de Dios, aceptando su voluntad; sí a la vida de un niño, aceptando en tu seno una nueva vida; sí a la vida de madre, aceptando cuidar de esa vida frágil y omnipotente a la vez, que te supera pero que la vez te maravilla y te llena de gozo. Eso es decir sí a la vida. Eso es vivir de verdad.
jueves 24 Marzo 2011

Jueves de la II Semana de Cuaresma

Evangelio según San Lucas 16,19-31.

Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes.
A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro,
que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.
Entonces exclamó: 'Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan'.
'Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento.
Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí'.
El rico contestó: 'Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre,
porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento'.
Abraham respondió: 'Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen'.
'No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán'.
Pero Abraham respondió: 'Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán'".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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La palabra clave aquí es "escuchar". ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS. No oír, no leer, no pasar nuestros ojos, sino escuchar. Escuchar es oír con atención. Esto es, atender: dejar de lado todo lo que estábamos haciendo y concentrar nuestra atención en eso que se nos está diciendo. Ése es el primer paso. Después habrá que internalizar lo escuchado, apropiárselo, discernir el contenido. Discernir tiene que ver con el acto de cernir: así como cuando deseo preparar la más exquisita y fina de las tortas, debo cernir la harina una y otra vez, mezclarla con otros elementos que ya poseo, e ir separando lo grumoso y poco a poco hacer de esa harina gruesa una lluvia fina que permitirá que mi alimento sea liviano, sabroso y fácil de digerir, lo mismo debo hacer con lo escuchado: mezclarlo con escuchas anteriores, ir quitando capa por capa de las palabras hasta llegar a lo que no es palabra escrita ni oída, sino verdadera PALABRA DE DIOS. El verdadero mensaje. Esto me permitirá entenderlo, ya que Dios no quiere salvar al hombre sin el hombre, y desea que use de su raciocinio para que la PALABRA DE DIOS se haga vida en los hombres. Y ése es finalmente el último paso, encarnar la Palabra. Y aquí entrará nuestra voluntad, auxiliada por la gracia. Y Moisés y los PROFETAS serán parte de nosotros y seremos Biblias vivas, de carne y hueso, de sangre y alma, que alaben al Señor.
miércoles 23 Marzo 2011

Evangelio según San Mateo 20,17-28.

Cuando Jesús se dispuso a subir a Jerusalén, llevó consigo sólo a los Doce, y en el camino les dijo:
"Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte
y lo entregarán a los paganos para que sea maltratado, azotado y crucificado, pero al tercer día resucitará".
Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo.
"¿Qué quieres?", le preguntó Jesús. Ella le dijo: "Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda".
"No saben lo que piden", respondió Jesús. "¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?". "Podemos", le respondieron.
"Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre".
Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos.
Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad.
Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes;
y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo:
como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Señor, Tú nos llamas a servir. No a buscar grandes e importantes lugares. O sí. El lugar más alto es del que se haga servidor de todos. Ése es el lugar que debemos buscar. Darnos cuenta que el último es el que está más cerca de Tí. El más pobre, el más solo, el más sufriente, y cuánto más el que se arroja a sus pies para servirlos. Porque en todos ellos estás Tú, oh Majestuoso Rey, y quién está más cerca del Rey que aquél que lo sirve. En el servicio encontramos las alas del alma, las que nos permiten acercarnos más a Tí y asemejarnos más a tu figura. Las alas del alma son la paciencia, la humildad, la disponibilidad, la ternura, la benevolencia, la amabilidad, el don de sí, la alegría, la afabilidad, la mansedumbre, la obediencia, el silencio. Pero sólo hay un viento que permite batir esas alas y es el amor que nos fue dado por el Espíritu Santo. El amor es la llave que abre la puerta del servicio. Sin esa llave, abrimos la puerta del activismo, de la obligación, o, lo que es peor, la puerta de la vanagloria, de hacer por mostrarme, del hacer sin ser. El hacer sigue al ser y el ser viene de Dios, y Dios es amor.

martes, 22 de marzo de 2011

martes 22 Marzo 2011

Martes de la II Semana de Cuaresma

Evangelio según San Mateo 23,1-12.

"Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés;
ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen.
Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos;
les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,
ser saludados en las plazas y oírse llamar 'mi maestro' por la gente.
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro', porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos.
A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen sino uno, el Padre celestial.
No se dejen llamar tampoco 'doctores', porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros,
porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Todos somos hermanos: ni dirigentes ni dirigidos, ni coordinadores ni coordinados. Ojalá pudierámos no olvidarnos de eso. La humildad viene de la humillación. El que se humille poniéndose en el último puesto, será ensalzado por el Rey, nuestro señor, como Él fue humillado y glorificado entre todos los hombres por la Resurreción y la Vida Eterna.
Ser servidor. ¡Ah, qué honor tan grande ser el servidor de los pequeños, de los pobres, de los necesitados, de los peregrinos! El que sirve, al mismo Rey Jesús está sirviendo. Estar a sus pies, atendiéndolo, lavandolo con nuestras lágrimas. ¡Quién tuviera la gracia de hacer eso por el resto de su vida! Señor, Humillam regalandole el puesto más inútil, el que nadie quiera, y me regalarás el cielo. Quiero que mi cielo aquí en la tierra sea servir a los que sufren, sobre todo los que tienen enferma su alma, y sanarla con el bálsamo de tu Palabra. Amén.

lunes, 21 de marzo de 2011

lunes 21 Marzo 2011

Lunes de la II Semana de Cuaresma

Evangelio según San Lucas 6,36-38.

Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados.
Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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La medida en que ustedes midan también se usará para ustedes. Sean misericordiosos. La Misericordia es la miseria del corazón, es sentir compasión, padecer con el otro, sentir lo que el otro siente, comperenderlo y perdonar. Nuestro juzgar al otro siempredbe ser para el bien. Resaltar lo bueno que tiene, cerrar los ojos a lo malo y corregirlo fraternalmente. Cada disculpa que demos a nuestro hermano, será una disculpa que recibiremos del mismo Señor en el cielo. Entregarnos a manos llenas, entregar nuestra vida al hermano, para recibir la vida de Cristo en nosotros. Perdonar, siempre perdonar. Así la mente está en paz y el alma reconciliada puede descansar tranquila. Los sueños tormentosos, las angustias, se irán de nuestras almas. Cada perdón es una sanación del alma: la nuestra y la del hermano, y de la relación de Cristo con nosotros.

Que nuestra vida sea más llena de perdón que de culpas. La culpa roe el corazón, más el rencor. Perdonas es la forma más hermosa de amar.





domingo, 20 de marzo de 2011

domingo 20 Marzo 2011

II Domingo de Cuaresma A

Evangelio según San Mateo 17,1-9.

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado.
Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.
De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo".
Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor.
Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: "Levántense, no tengan miedo".
Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.
Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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"Levántense, no tengan miedo" No, porque estamos jinto al Hijo muy querido, el pedilecto, no tengamos miedo. No, porque somos hijos en el Hijo, y por lo tanto, desde ese momento, somos hijos muy queridos, los predilectos. Predilecto puede leerse no sólo cómo preferidos del Señor, que así somos, sino como preelegidos. Él nos eligió desde antes de ser concebidos en el vientre de nuestra madre. Él nos engendró. ¿Puede Dios estar contra Dios?¿Pude Dios desdecirse? Estamos en sus manos, Y nos muestra cuál es la promesa segura para los predilectos: la Transfiguración. Seremos resucitados. Pero la condición es que esa transfiguración ya comience en este momento: transfigurar a Cristo en nuestras vidas. ¿Cómo podemos querer ser transfigurados si hoy en nuestra vida no queremos serlo? Sí, sí; no, no.
Seamos hijos predilectos del Padre asemejándonos cada vez más a cRisto en el día a día de nuestra vida. Amén

sábado 19 Marzo 2011

Evangelio según San Mateo 1,16.18-21.24.

Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa,


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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San José, hombre del silencio, hombre de la obediencia sin medida, custodio de Jesús Niños, esposo fidelísimo de María Virgen. ¡Cuánto amor, San José querido, cuánto amor! Por que a mucho te expusiste, porque mucho amaste, porque mucho creíste, ya vives para siempre en el Cielo junto a tu Esposa Amada y tu Hijo Adoptivo y Señor.
Y la llevaste a tu casa. Virgen Madre, lunita de mi Cielo. Y te llevó a su casa. Primero José, tu esposo. Y años después, partida de dolor por la Espada que atravesó tu corazón (¿qué peor espada puede atravesar el corazón de una madre que la muerte de su hijo? Las madres mueren con sus hijos. Sus vidas comienza en sus entrañas y esa unión perdura hasta siempre), fue Juan, el discípulo amado que te llevó a su casa. José empezó el camino, Madrecita del alma. Después tu Hijo le pidió a Juan que hiciera lo mismo. Y ahora tu Hijo nos pide que esa sea tu cas: nuestra casa. Y que para cada uno el final sea el mismo: y desde ese día, te llevamos a nuestra casa. Quedate con nosotros Virgencita de amores, quedate con nosotros y junto con San José enséñanos a hacer siempre lo que tu Hijo nos pida. Virgencita dulce, acércanos a tu Hijo y no dejes nunca de ampararnos y guiarnos hacia ese lugar dónde Tú, mi bella Reina, estás junto a San José y a Tu hijo, mi Rey, mi escudo, mi roca, mi baluarte.

viernes, 18 de marzo de 2011

viernes 18 Marzo 2011

Viernes de la I Semana de Cuaresma

Evangelio según San Mateo 5,20-26.

Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal.
Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti,
deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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La ofrenda del altar siempre soy yo misma. El pan, el vino, el agua, las ofrendas materiales, son sólo un símbolo de la que realmente se ofrece: nuestra vida entre, nuestro corazón. Y Tú me dices:" Me ofrecerías agua sucia, vino avinagrado, pan enmohecido? No,tú no lo harías. Y si todo eso te representa a tí, tú, ¿Cómo estás? ¿Cómo te me ofreces? Limpia el agua de tu alma antes de llegar a mi altar con el perdón misericordioso de la reconciliación. Reconciliate con tu hermano y conmigo. Entonces todos podremos beber de tu agua y haremos fiesta. Dulcifica el vino de tu corazón para que sea néctar que deleite el paladar de todos. Para eso borra tu ira, tu enojo, tu encono hacia tu hermano: recuerda que tu hermano soy Yo: Yo estoy en cada uno de ellos. La ira, el enojo avinagran el carácter y yo te regue con los más dulces bálsamos, los más ricos perfumes: el perfume de Dios. Dame tu vino dulce y beberemos todos y haremos fiesta. Purifica tu pan para que pueda convertirse en uno con el Mío. Y seremos Pan para la Vida del Pueblo. Y todos comeremos hasta hartarnos y haremos fiesta".
Señor, te pido perdón por los veces que no dí amor a mi hermano. Ayúdame a amar como Tú lo haces y a perdonar siempre.

jueves, 17 de marzo de 2011

jueves 17 Marzo 2011

Jueves de la I Semana de Cuaresma

Evangelio según San Mateo 7,7-12.

Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.
Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?
¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Pedir, buscar, llamar: es la síntesis de la oración. Ese diálogo amoroso con Dios es no otra cosa que el diálogo con nuestro Padre. ¿Y qué hace un niño sino pedirle cosas a su Padre? ¿Y qué hace un niño sino buscar respuestas de los labios de su Padre, que todo lo sabe? ¿Y acaso, cuando un niño no encuentra algo que es muy valioso para él, no corre a los brazos de su Padre, con llanto y lágrimas, para que lo busque por él, para que se lo encuentre, ya que él solo no puede? ¿ Y qué hace un niño, en medio de la noche, sino llamar a los gritos a su Padre, cuando tuvo un mal sueño, está asustado o se siente enfermo? "Papá, papito" "Abba, Abba". Padre, sé que siempre que te llamo Tú estás conmigo. Sé que siempre que te busco, estás a mi lado. Sé que siempre que te pido, Tú escuchas mi súplica, y me das lo bueno, negándome lo malo, como el Padre bueno que eres.
Señor, que mi oración sea siempre de tu agrado. Y así como a mí me gusta hablar contigo, escucharte y ser escuchada, ayudame a escuchar a los demás y poder mostrárles que Tú estás allí esperándonos, para compartir la vida con nosotros y ayudarnos. Amén.

miércoles, 16 de marzo de 2011

miércoles 16 Marzo 2011

Miércoles de la I Semana de Cuaresma



Evangelio según San Lucas 11,29-32.

Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás.
Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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¿Qué signo podemos pedir más que el que ya nos ha sido dado? Jesucristo resucitó y ahora vive para siempre. La muerte ha sido vencida por el Dios hecho hombre. ¿Cómo no creer? ¿Cómo no convertirnos? y aún así, ¿no es que nosotros estamos vivos? ¿No sigue saliendo el sol sobre nuestras cabezas? ¿Hay algún mal que por másterrible no llegue a su fin? Y dirán: la muerte. Muerte, ya no existes, porque el Señor que da la Vida abrió tus entrañas y has sido destruida. Porque a la muerte del cuerpo, de lo material, le sigue la vida, en un continuo que no tiene intervalo. No es otra vida. Aunque es otra distinta. La eternidad del alma ya ha sido ganada. Y el cuerpo se corromperá, mas no será por siempre. Porque Cristo resucitó, el primero entre todos, para asegurarnos nuestra resurrección. Y seremos cuerpo y alma eternos por siempre. Pero sólo el amor vivirá. Sólo el amor que es lo eterno. Y propio del amor es creer. Propio del que ama convertirse al Amado. Y ese es el signo: la resurrección, la prueba de que Dios nos ha perdonado y que, apesar de nosotros mismos, nos sigue amando.

martes, 15 de marzo de 2011

martes 15 Marzo 2011

Martes de la I Semana de Cuaresma

Mateo 6,7-15.

Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados.
No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Padre Nuestro, Padre, porque somos tus hijos, nos amas y proteges constantemente en tu Divina Providencia, nos guías por el recto camino, nos enseñas y velas por nosotros en cada segundo del día y de la noche, porque nos has engendrado en el amor, por el amor y para el amor, porque abres tus manos poderosas para que podamos volar y tomar nuestras propias decisiones y si nos alejamos, nos esperas pacientemente para abrazarnos al regreso y darnos tu perdón misericordios aún antes de que te lo pidamos.
Que estás en el Cielo, Cielo que no es el cielo que vemos, sino que estás en las Alturas, porque Tú eres Santo, Santo, Santo, y allí, Omnipotente y Todopoderoso, y desde allí, te haces pequeño para entrar dentro nuestro y habitar en nuestro corazón.
Santificado Sea Tu Nombre, alabado por siempre lo sea. Ante Él nos arrodillamos y pedimos tu gracia. Te adoramos, Padre, Señor, Rey de Universo.
Venga a nosotros Tu Reino, para que haya paz, amor, fraternidad. Para que Jesús reine en todo lugar. Para que tu ley sea la única ley y ya no haya leyes porque la única ley será el amor. Y preguntarán los jueces: "¿Actuaste así por amor? ¿Fue el amor que te impulsó a este hecho?" Y será el amor lo que juzgue a los hombres, lo que los condene o los salve. Reino de bondad y felicidad eterna. Y ya no habrá pobres, porque ya no habrá ricos que acumulen. Y ya no habrá hambrientos, porque el pan será gratuito y será de todos. Y ya no habrá marginados, rechazados, desolados, angustiados, porque todos seremos hermanos y la alegría y la esperanza y todo será compartido, todos seremos en todos y todos seremos uno.

Hágase Tu Voluntad, así en la Tierra como en el Cielo. Que se haga Tu Voluntad, Señor. Que nuestra voluntad sea hacer Tu Voluntad. Y no seremos sometidos, sino hijos en el Hijo cuya voluntad es la misma, es una con la del Padre, como fue así la Voluntad de Tu Hijo. Y entonces seremos felices, porque nuestra voluntad, que es la Tuya, será hecha.
Danos hoy nuestro Pan de Cada día. Y nos das el pan, poco o mucho del alimento que necesita el cuerpo. Y nos das el Pan de Tu Palabra, que sacia nuestra sed de amor y seca nuestras lágrimas. Y nos das el Pan de tu Cuerpo y de Tu Sangre, que nos alimenta el alma, nos fortalece la voluntad, nos abre la inteligencia a las cosas de Dios, nos hace crecer en la fe, en la esperanza y en el amor.
Perdónanos nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Porque no puedo pedir lo que no doy. Y si quiero el perdón que Tú me ofreces, ¿cómo tomarlo si yo no lo ofrezco? Si al ofenderte yo aTí ofendo nada más y nada menos que a Dios, el Creador, el que tiene en sus manos el poder de la Vida; y Tú, sin más, me perdonas, no importa la magnitud de mi ofensa ni las veces en que haya caído, Tú me perdonas. ¿Cómo yo seré tan soberbia de no perdonar la pequeña ofensa que me hace mi pequeño hermano? Yo que no soy nada, ¿acaso creo tener más poder que Tú? Para pedirte perdón, primero debo perdonar a mi hermano, y después, ofrecerte mi pecado con el dolor del arrepentimiento pero con el amor de haber perdonado primero a mi pequeño hermano.
No nos dejes caer en la tentación. Que no caigamos aunque sepamos que Tú vendrás a levantarnos. Danos la fuerza de resistirnos. Danos la perseverancia en la oración que resiste la tentación. Ponnos tu brazo fuerte antes de la caída, aunque nos duela. Porque mayor dolor es estar alejado de Tí, Señor, más doloroso que la muerte misma es estar lejos de Tí.
Líbranos del mal. Porque hay males que no podemos evitar: la enfermedad, el desempleo, la precariedad, la pobreza, la muerte. Líbranos, Señor, pero siempre que esta sea Tu Voluntad.
Amén.

lunes, 14 de marzo de 2011

lunes 14 Marzo 2011

Lunes de la I Semana de Cuaresma

Mateo 25,31-46.

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,
porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;
desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'.
Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'.
Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'.
Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,
porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;
estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'.
Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'.
Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'.
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Señor, qué duro, qué fuerte es este Evangelio para mí. Cada vez que lo escucho, cada vez que lo leo, me doy cuenta de cuán lejos estoy de alcanzar lo que Tú quieres para mí. ¿Qué hago yo por el hambriento, por el sediento, por el desnudo? ¿Qué hago yo por el que está enfermo o preso?
¡Cuánto me falta, Señor, para llegar a la meta! Porque si creo que unas pocas monedas dadas de vez en cuando, una llamada corta y al pasar a un enfermo, es todo lo que puedo dar, entonces, debo estar ciega, sorda, muda y paralítica, si no puedo más.
Enséñame, Señor, a dar aquello que más me cuesta, aquello que menos tengo, aquello en lo que soy más torpe, aquello que no me gusta. Enséñame y ayúdame, porque yo quiero estar contigo, y ése es el camino. Amén.


domingo, 13 de marzo de 2011

domingo 13 Marzo 2011

I Domingo de Cuaresma A



Evangelio según San Mateo 4,1-11.

Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre. Y el tentador, acercándose, le dijo: "Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes". Jesús le respondió: "Está escrito: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo, diciéndole: "Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra". Jesús le respondió: "También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios". El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor, y le dijo: "Te daré todo esto, si te postras para adorarme". Jesús le respondió: "Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto". Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Tres tentaciones. Tres tentaciones, Señor, para que esté alerta. Son las tres tentaciones a las que siempre nos enfrentamos y en las que muchas veces caemos. La primera: la tentación de lo material, dejando de lado a Dios. El hombre puede vivir sin lo material si tiene a Dios, pero teniendo todo lo material, si no tiene a Dios, no tiene nada, porque se pierde a sí mismo, ni a él mismo se tiene, porque el hombre sin Dios es una casa sin puertas, en la que no se puede entrar ni salir, ¿de qué sirve? Es un hombre sin rostro: sin ojos para ver, ni boca para hablar, ni oídos para oír. Es un tronco seco que no da frutos y termina siendo derribado por los vientos, azotado por la tormenta, arrancado de cuajo por un simple empujón, y termina siendo leña de los fuegos de otros.
La segunda: la tentación de tentar a Dios. "Dios, si me das esto, yo te daré lo otro", "Pruébame que existes", "Si realmente existes, salvá a mi hijo". Tentar a Dios es querer manipularlo. Es querer ser Dios de Dios. El hombre dios que maneja la voluntad de Dios y negarse a entregarse y que sea en nosotros su Voluntad. ¡Cuántas veces lo hacemos! "Si Dios me quiere, no me va a pasar nada", y tomamos decisiones peligrosas, exponemos nuestras vidas y la vida de los demás, y lo peor, es que después culpamos a Dios. No tentemos al Señor, a Él le debemos lo que Él nos da y Él nos da amor. La tentación no es de Dios. Si Él nunca nos tienta, siempre nos muestra el sendero seguro y perfecto, el de la felicidad eterna, ¿por qué devolverle mal por bien? El amor con amor se paga. Y el amor es entrega, es servicio, es oblación.
La tercera: la tentación de tener otros dioses. ¡Cuántos dioses falsos hay en nuestras vidas! El dinero, el poder, la belleza, el éxito, el sexo, la droga. Sólo al Señor se adorará. Pienso en este momento de dónde viene la palabra "adorar". No lo sé. Pienso que puede venir de dorar, dar color de oro. El oro es un metal puro, precioso. Sólo Dios merece el oro de nuestro corazón. Y por otra parte quizá tenga que ver con Adonais, Señor: sólo el Señor es el Señor y sólo a Él adorarás. Pero lo importante que Él, Dios, por ser Dios, es único, y cómo único, único tiene que ser nuestro amor por Él.
Que en esta Cuaresma, Señor, pueda evitar estas tentaciones y, si caigo, hazme ver que estoy caída y levántame antes de tu Pascua. Amén.


sábado, 12 de marzo de 2011

sábado 12 Marzo 2011

Sábado después del Miércoles de Ceniza


Evangelio según San Lucas 5,27-32.

Después Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos. Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: "¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?". Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan".

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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"Sígueme". "Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan". La conversión, convertirse al Amor de Jesús, es seguirlo. Seguirlo no es solamente escuchar su mensaje y en carnarlo, seguir a su Persona. Es algo más. Es entregarse totalmente al acamino que nos marque. Es cerrar los ojos y dejarse llevar por Él adonde Él quiera llevarme, hacer lo que Él quiera que haga, amar sin condiciones a quien Él quiera que ame, a todos, a todo aquel que ponga frente a mí, aún aquel que me rechace.
Señor, que tus caricias sean la medicina de mi alma. Que mis pies sigan tus huellas. Convierteme en Tí, en tu reflejo como la luna refleja la luz del Sol. Seré tu Luna. La luna que alumbra las noches de los que están a oscuras, para que luego, al alba, al llegar la aurora, yo desaparezca para que puedan ver, entonces, el Verdadero Sol, la Verdadera Luz, a Tí, que eres quien todo lo ilumina. Y mientras dure el día, y que dure para siempre, esta luna desaparezca de sus vidas. Ni el recuerdo quede. Que sólo seas Tú el brillo que recuerden.

viernes, 11 de marzo de 2011

viernes 11 Marzo 2011

Viernes después del Miércoles de Ceniza


Evangelio según San Mateo 9,14-15.

Entonces se acercaron los discípulos de Juan y le dijeron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?". Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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"Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán". Ése es el ayuno de nuestra vida. El ayuno de la espera de tu Parrusía. Ayunamos porque has ascendido a los Cielos y no podemos aún tomarte de la mano, tu mano humana, mirarte a los ojos, acariciarte los cabellos y recostarnos sobre tu hombro. Ése es nuestro ayuno. El ayuno de Tu presencia total. Pero en tu bondad estás siempre con nosotros en la Eucaristía. Allí estás presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Allí está Tu Presencia Real y Eterna. Y allí nuestro ayuno se corta. Y entonces, mi Señor, puedo tomarte de la mano, cuando te depositan sobre mi palma; puedo mirate a los ojos, cuando el sacerdote te eleva a los Cielos; puedo acariciarte los cabellos, cuando te tomo entre mis dedos y te llevo a mi boca. Y mi boca te besa y ya somos uno. Y puedo finalmente recostarme en tu hombro, cuando pongo mi rostro entre mis manos mientras saboreo el dulce gusto que Tu Pan, Tu Cuerpo, ha dejado en mi boca. Y todo Tú me llenas y soy tuya. Y siento Tu Vida penetrar la mía y Tu Ser de Amor Perfecto me invade y me eleva hasta donde estás, con tu Padre, a la derecha.
Señor, no importa cuanto ayune. Dame el ayuno más duro, el que más duela, si eso más a Tí me acerca. Amén.

jueves, 10 de marzo de 2011

jueves 10 Marzo 2011

Jueves después del Miércoles de Ceniza


Evangelio según San Lucas 9,22-25.

"El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día". Después dijo a todos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida?

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Señor, Tú me dices que seguirte sólo es posible si cargo mi cruz de cada día y te sigo, renunciando a mí misma. Porque es muy fácil decir, en un impulso delcorazón: Señor, te amo, entregaré mi vida por Tí". Pero no es una simple entrega. Primero viene la renuncia. Porque puedo entregarme sin renunciar a mí misma. Puedo entregarme porque es cómodo estar contigo, porque me siento amada, es el lugar confortable donde plantar la tienda. Pero la renuncia... Renunciar a uno mismo es tomar la propia voluntad y desecharla, vaciarse de uno mismo completamente, no seguirte porque quiero, sino más, seguirte porque Tú me llevas, porque me dejo llevar por Tí. Como la oveja mansa que le permite a su Pastor que ponga en su cuello una cinta con cascabel para que su Pastor sepa siempre adonde va, y permite al Pastor que su cayado marque su paso y su camino, así debe configurarse mi vida contigo. Renunciar a mí misma para ser Tú. ¿Y Tú qué hiciste? Cargaste con la cruz que no era tuya, la de todos, la nuestra, la mía y te entregaste a la muerte para darnos la Vida. Y si renunciando a mí misma, yo ya no soy yo, sino Tú. ¿Qué otra cosa haré sino cargar con la cruz, con mi cruz? Cruz que lastima y siempre quiero dejarla aun costado del camino y huir y olvidarme que ella existe. Cruz de entregas sin devoluciones. Cruz de desentendimientos, de oídos cerrados, ojos que no quieren ver. Pero en tu camino hubo piedras que lastimaron tus pies y seguiste caminando. Yo debo seguir caminando con mi cruz. Y perder mi vida. El que pierde su vida, se encuentra con la Vida. Y el que encuentra la Vida, a Tí te encuentra. Y el que a Tí te encuentra, finalmente a sí mismo se encuentra, porque Tú eres la verdadera imagen de todo hombre, el Hombre que debe ser el hombre. Amén.




miércoles, 9 de marzo de 2011

miércoles 09 Marzo 2011

Miércoles de Ceniza



Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18.

Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Limosna, Ayuno, Oración. Las tres armas del cristiano para el combate espiritual. Señor, todo lo que aquí me dices lo entiendo. Pero creo que Tú me estás diciendo algo más. Más allá de cómo usar cada una de estas armas, me dices que debo usar todas ellas. No concentrarme en una porque es de mi agrado y fácil llevar. O todas o sino será incompleta mi conversión cuaresmal. Ayunar. Ayunar de aquello que me seduce, me atrae y no es malo, pero la meta es vivir lo que Tú visite, vivir tu sacrificio. ¿O acaso fue para Tí fácil entregar la vida? ¡No! ¿Cómo el autor de la vida va a despreciar su vida? ¿Cómo el Amor no va a amarse? Y sí, también fue fácil en lo difícil. Porque tu pensamiento dejó de estar en Tí para estar en nosotros. Y Tu Amor fue más grande que Tu sentir de hombre. ¿Y cómo el Amado no entregará su vida por su Amada? Y sí, el ayuno será difícil, pero micorazón y mi mente dbe concentrarse en Tí, en lo mucho que me amas. Y cuando mis fuerzas no den más, la oración vendrá en mi auxilio. Y Tú, Amado mío, escucharás mis nuevos ruegos y me darás fuerza para continuar. Y la limosna. Si es dinero, si es posible, que sea. Pero limosna de amor es lo que pides. Tiempo para los que están solos, sonrisas para los desconsolados, consejos y apoyo para los jóvenes.
Señor, ayúdame a vivir esta Cuaresma prodigando amor. Amén.


martes 08 Marzo 2011

Martes de la IX Semana del Tiempo Ordinario


Evangelio según San Marcos 12,13-17.

Le enviaron después a unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones. Ellos fueron y le dijeron: "Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarla o no?". Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: "¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario". Cuando se lo mostraron, preguntó: "¿De quién es esta figura y esta inscripción?". Respondieron: "Del César". Entonces Jesús les dijo: "Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios". Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta.

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Al César, lo que es del César; a Dios, lo que es de Dios. ¿Qué es de Dios? Todo, podríamos decir. Y entonces, ¿Qué es del César? Tú me dices, Señor, que aquello que fue hecho por el César, a él le pertenece. Luego, los grandes títulos, los soberbios honores, la figuración, el encumbramiento, el dinero, dadselo al César. No debemos quedárnoslo. Pero lo que Tú creaste, a Tí debe de ser entregado: la creación entera, la naturaleza, principalmente nosotros, en cuerpo y alma.

Dar a Dios lo que es de Dios. Darnos por entero a Él. Porque Él es todo lo que necesitamos y con Él nada nos falta. Poner en sus manos nuestra vida y saber que en ese reposo confiado está la paz y la felicidad en este mundo.

Señor, que sea siempre tuya. Tuya por entero. Ése es mi deseo y mi anhelo. Amén




lunes, 7 de marzo de 2011

lunes 07 Marzo 2011

Lunes de la IX Semana del Tiempo Ordinario


Evangelio según San Marcos 12,1-12.

Jesús se puso a hablarles en parábolas: "Un hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte de los frutos que le correspondía. Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo echaron con las manos vacías. De nuevo les envió a otro servidor, y a este también lo maltrataron y lo llenaron de ultrajes. Envió a un tercero, y a este lo mataron. Y también golpearon o mataron a muchos otros. Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último término, pensando: 'Respetarán a mi hijo'. Pero los viñadores se dijeron: 'Este es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra'. Y apoderándose de él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros. ¿No han leído este pasaje de la Escritura: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?". Entonces buscaban la manera de detener a Jesús, porque comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero tenían miedo de la multitud. Y dejándolo, se fueron.

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Señor, Tú eres el dueño de la viña. Tú me nombras viñadora: me dices: "Toma la tierra que pongo a tu alrededor, planta en ella la semilla de mi Palabra, cuida mi viña, con tus propias manos arala, introduce tus dedos en la tierra con amor y airea la tierra, saca uno por uno los gusanos, sin tironear, suavemente, con ternura, no sea que maltrates la raíz y la planta se seque. Limpia la planta frecuentemente, aún con tus lágrimas, dale a beber mi Agua, el Agua de la Vida. Cúbrela para que no se queme con fuegos extraños pero no la hogues, dejala respirar libremente, que sienta el viento del Espíritu y la lluvia fresca del amor de mi Padre. Cuídala como Yo la cuidaría. Y cuando llegue el momento de la cosecha, Yo estaré allí junto a Tí, para tomarla. Tú me la ofrecerás y con ella, con los frutos de esas uvas rojas, rebosantes y brillantes, haremos juntos un buen Vino, Vino que será mi Sangre, mi Cuerpo y mi Sangre. Y beberemos todos en una gran fiesta sin final. Y mis viñedos que tú cuidaste los regaré con mi Sangre y serán benditos. Y esparcirán sus semillas al viento, la semilla de mi Palabra, convirtiéndose ahora ellos en nuevos viñadores de mis otros viñedos. Siembra mi Palabra, cuida mi Viña". Amén.


domingo, 6 de marzo de 2011

domingo 06 Marzo 2011

IX Domingo del Tiempo Ordinario A


Evangelio según San Mateo 7,21-27.

No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: 'Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?'. Entonces yo les manifestaré: 'Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal'. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande".

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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La Palabra del Señor es la Roca en la que debo edificar mi vida. No importa lo mucho que uno haga si lo que hacemos es, aún nombrando al Señor, por una necesidad de activismo, protagonismo, porque nos gusta, o aún, por simple obligación, si la Palabra de Dios no transformó nuestro corazón y cimentamos nuestra vida en Ella, en Él, que el Fuerte, la Roca.

El cambio está en el Verdadero Amor, Amor de oblación, amor a Dios y a los hermanos, aún a aquél que me rechaza y me insulta. Es más, más a éste porque debo perdonar, poner la otra mejilla.

Señor, dame fuerzas para hacer mi casa sobre tu Roca, porque mis fuerzas flaquean y aún más la fuerza de mi cuerpo, que hoy especialmente se está rindiendo.




sábado, 5 de marzo de 2011

sábado 05 Marzo 2011

Sábado de la VIII Semana del Tiempo Ordinario


Evangelio según San Marcos 11,27-33.

Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él y le dijeron: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?". Jesús les respondió: "Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas. Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?". Ellos se hacían este razonamiento: "Si contestamos: 'Del cielo', él nos dirá: '¿Por qué no creyeron en él?'. ¿Diremos entonces: "De los hombres'?". Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron a Jesús: "No sabemos". Y él les respondió: "Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas".

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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"No sabemos". ¡Cuántas veces, Señor, ante el miedo a ser juzgados, atacados, burlados, ocultamos Tu Verdad y decimos "no sabemos"! Enfrentarnos al mundo con la espada de Tu Palabra y el escudo de Tu Amor, ¿qué más necesitamos? Pero no. Tantas veces, sabiendo la respuesta, tu respuesta, decimos "no sabemos". Y cuántas veces nos engañamos a nosotros mismos diciéndonos "no sabemos qué quiere el Señor de Mí", "no sabemos qué tenemos que hacer ante esta situación". Y sí lo sabemos. Sabemos que buscar la paz, el amor, sembrar esperanza, amar a Dios sobre todas las cosas, alabar su Nombre, amar al prójimo como Tú nos amas, hasta dar la vida. Y cuántas veces huimos de nuestra vocación, de Tu llamado, diciendo "no sabemos". Los que tuvimos la gracia de conocerte por otros que fueron testigos de la Verdad, sabemos. Y los demás, a los que aún no se les ha proclamado tu Palabra, también saben, porque Tú habitas en la conciencia y el corazón del hombre desde su concepción, hecho a tu imagen y semejanza, y pones desde ese momento la semilla de Tu Amor en su corazón. Después, ya será nuestra la respuesta. Y qué triste es que la respuesta sea "no sabemos", porque no es un "no" de frente, es un arpón en la espalda, es mentirle a Dios y, lo que es peor, terminamos creyendo nuestra mentira y viviendo lo que creemos.
Señor, que nunca te diga "No sé". A los tibios los vomitará Dios. Sí, sí; no, no. Ayúdame a que siempre diga "sí", porque te amo y decir "sí" es avanzar en el camino y decir "no" es quedarse plantificado. Decir "no sé" es hundirse en el abismo.

viernes, 4 de marzo de 2011

viernes 04 Marzo 2011

Viernes de la VIII Semana del Tiempo Ordinario


Evangelio según San Marcos 11,11-26.

Jesús llegó a Jerusalén y fue al Templo; y después de observarlo todo, como ya era tarde, salió con los Doce hacia Betania. Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús sintió hambre. Al divisar de lejos una higuera cubierta de hojas, se acercó para ver si encontraba algún fruto, pero no había más que hojas; porque no era la época de los higos. Dirigiéndose a la higuera, le dijo: "Que nadie más coma de tus frutos". Y sus discípulos lo oyeron. Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el Templo y comenzó a echar a los que vendían y compraban en él. Derribó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas, y prohibió que transportaran cargas por el Templo. Y les enseñaba: "¿Acaso no está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las naciones? Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones". Cuando se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas, buscaban la forma de matarlo, porque le tenían miedo, ya que todo el pueblo estaba maravillado de su enseñanza. Al caer la tarde, Jesús y sus discípulos salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, al pasar otra vez, vieron que la higuera se había secado de raíz. Pedro, acordándose, dijo a Jesús: "Maestro, la higuera que has maldecido se ha secado". Jesús le respondió: "Tengan fe en Dios. Porque yo les aseguro que si alguien dice a esta montaña: 'Retírate de ahí y arrójate al mar', sin vacilar en su interior, sino creyendo que sucederá lo que dice, lo conseguirá. Por eso les digo: Cuando pidan algo en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán. Y cuando ustedes se pongan de pie para orar, si tienen algo en contra de alguien, perdónenlo, y el Padre que está en el cielo les perdonará también sus faltas". Pero si no perdonan, tampoco el Padre que está en el cielo los perdonará a ustedes.

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Señor, Tú me dices que la fe puede mover una montaña. Me dices que al orar, no tenga vergüenza de pedir; y que al pedir, crea. Tener la fe intacta, la fe que nos diste en el Bautismo. Orar, no con la inseguridad ni la ansiedad si se dará o no lo que uno pide, sino con la fe y la esperanza segura de que eso que pedimos Tú nos lo darás. Pero para eso, debemos pedir aquello que es conveniente a nuestra salvación. Como un padre bueno, que sólo da a sus hijos cosas buenas, Tú nos darás aquello que pedimos, si es bueno para nosotros. Si no, nos darás lo bueno, aunque nosotros no lo pidamos. Y eso es lo maravillosos de este amor que nos tienes. Que si aún somos niños de pecho que no sabemos pedir y sólo lloramos, Tú sabes bien lo que calmará nuestro llanto aunque nosotros no lo sepamos: Tú sabes si es hambre, si es un dolor físico, si es un dolor del alma, si es sed, si es frío o calor. Tú nos darás lo bueno. Lo que realmente necesitamos.
Señor, que mi oración tenga la fe del guerrero antes de la batalla, la fe de María antes de tu Nacimiento, la fe que Tú tienes en nosotros, aunque somos débiles y fallamos, pero aún sigues teniendo fe en nosotros. Esa fe nace del amor. Lléname el cántaro de mi alma de tu Amor, porque tengo sed, Señor, sed de Tí. Amén.
jueves 03 Marzo 2011

Jueves de la VIII Semana del Tiempo Ordinario


Evangelio según San Marcos 10,46-52.

Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!". Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten piedad de mí!". Jesús se detuvo y dijo: "Llámenlo". Entonces llamaron al ciego y le dijeron: "¡Animo, levántate! El te llama". Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él. Jesús le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". El le respondió: "Maestro, que yo pueda ver". Jesús le dijo: "Vete, tu fe te ha salvado". En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Todos somos Bartimeo. O deberíamos serlo. Todos somos ciegos. Todos deberíamos querer ver. Querer verte a Tí, mi Señor, poder seguir tus pasos. ¿Cómo seguir tus pasos en la oscuridad, si Tú eres Luz? Ése es el primer paso: reconocermos ciegos. Ciegos al amor, a la solidaridad, a la fraternidad, a la entrega completa, a la humildad, a la obediencia y a la libertad del amor. El segundo paso es llamar a Jesús y rogarle mediante la oración que podamos ver. Con una oración insistente, perseverante. No desfallecer. Y las cosas del mundo querrán silenciar nuestra oración, acallarla, nos tratarán de distraer. Entonces, el tercer paso es "gritar más fuerte": "Señor, quiero ver". O sea, orar con más ahínco, entregando más tiempo a la oración, que surja de los más profundo de nuestro alma. El grito que sale de lo más profundo de nuestro corazón acalla todos los demás ruidos y palabras. Y entonces, vendrá la respuesta del Señor: "Llámenlo". El Señor nos llama. Dios, el Todopoderoso, el Omnipotente, la Palabra única, el Origen de todo y hacia donde todo va, nos llama, nos espera. Detiene su andar para oírnos, para recibirnos, para atendernos. Y vendrá el cuarto paso, levantarse e ir corriendo a su encuentro. No es sólo levantarse: es ponerse de pie de un salto. Es el "sí" inmediato, sin tardanza, con alegría, con el apuro del enamorado que quiere encontrarse con su amada. Y soltar el "manto": soltar lo que nos sujeta a sete mundo y nos separa de Él, lo que nos pesa y nos impide correr tras el Señor: nuestros pecados, nuestras debilidades. La prioridad es Él. El tiempo es hoy. El quinto paso será, ya frente a Él, y frente al mundo, hacer definitivamente nuestra elección por Él: hacer nuestra profesión de fe. Y el Señor, por nuestra fe, que de Él viene como don, y a ella respondemos, nos dará la vista, nuestra salvación: el camino hacia la eternidad. Y entonces vendrá el sexto y último paso, el definitivo: comenzar a seguirlo por el camino.
Señor, que vea. Y que cuando no pueda ver, crea. Y habiendo creído y visto, te siga, por siempre, hasta los Cielos Nuevos y las Tierras Nuevas. Amén.


miércoles, 2 de marzo de 2011

miércoles 02 Marzo 2011

Miércoles de la VIII Semana del Tiempo Ordinario


Evangelio según San Marcos 10,32-45.

Mientras iban de camino para subir a Jerusalén, Jesús se adelantaba a sus discípulos; ellos estaban asombrados y los que lo seguían tenían miedo. Entonces reunió nuevamente a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder: "Ahora subimos a Jerusalén; allí el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos: ellos se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán. Y tres días después, resucitará". Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: "Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir". El les respondió: "¿Qué quieren que haga por ustedes?". Ellos le dijeron: "Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria". Jesús les dijo: "No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?". "Podemos", le respondieron. Entonces Jesús agregó: "Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados". Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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Servidor de todos. Señor, siempre esta Palabra tuya me trajo conflicto. Yo no quiero ser grande, mucho menos la primera. Quiero esconderme detrás de los telones y ser aquella que alcanza lo necesario para que los demás vivan. Servidora de todos, pero ser la última. Porque el servido es el rey en ese momento. Porque el servido eres Tú, mi Señor. Servir a todos porque todos son Cristo. Y sirviendo a todos, servirte a Tí, mi Señor, mi Amado, mi Luz y mi Paz.

Pero por algo lo dices. Es verdad. En ocasiones he servido para envanecerme. Para buscar reconocimiento, por orgullo y vanidad. Tienes razón. No es el servir lo importante, sino aquel servicio que se hace por amor. Lo demás es más una desventaja en el camino de salvación que otra cosa. Servir para que nos agradezcan, servir para ser halagado, servir para tener algo que hacer, son servicio que en definitiva nacen en uno y terminan en uno: uno mismo es el fin del servicio. Y me sirvo a mí mismo.

El servicio es el amor en acción. Es el amor demostrado. El servidor no hace alarde de su servicio. Sirve y se aleja inmediatamente para que el servido pueda disfrutar con alegría y como didad del servicio recibido. Y cuanto mayor sea nuestra responsabilidad, cuanto mayor el número de nuestros talentos, cuánto más hayamos recibido de nuestro Señor, más pequeños debemos hacernos, más humildemente debemos servir a los demás, y con más ahínco y disponibilidad.

Y entonces, como Tú, estaremos dando la vida entera por todos, entregarnos y entregarte, una sola cosa. Señor, que no me olvide un sólo día de mi vida de que soy tu servidora y que en el hermano a Tí te sirvo, a Tí te encuentro y en él te hallo. Amén.



martes, 1 de marzo de 2011

martes 01 Marzo 2011

Martes de la VIII Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Marcos 10,28-31.

Pedro le dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido". Jesús respondió: "Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y, campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna. Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros".

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Dejar todo por todo. Dejar por Cristo es dejar todo por todo. ¿Qué hay más que Cristo? Y el es el Todo, el Uno, el Alfa y el Omega, Principio y Fin. Dejo todo y gano todo. Gano el Amor, gano la Verdad, gano la Vida, gano la verdadera libertad de los hijos de Dios, gano la misericordia, su ternura y suavidad, su consuelo y esperanza, gano la paz, gano la justicia, lo gano a Dios. ¿Qué premio mejor? ¿Y no es poco el costo por ganarme a Dios? Claro que es poco, y por tan poco, Él se me entrega. Porque poco y pobre es mi corazón, pequeño es mi amor, y tan débil, tan afecto a llevarse por lo que no importa. Dejarlo todo e ir tras del Señor. Pero no correr, ir andando. Y para el mundo seremos los últimos, los descartables, los marginados, los que nada tienen y nada hacen por tener más de lo que el mundo da. Pero se engañan. Tienen ojos y no ven. Últimos del mundo, primeros en la fila del abrazo eterno. Yo quiero ese lugar. No ser nada ni nadie en el mundo y serlo todo para mi Señor. Pero no quiero llegar sola, quiero que los demás también lleguen primero al lugar soñado. Quiero aprender a tomarlos de la mano y juntos llegar a la meta. Porque sólo el amor es el que llega, sólo los que aman son los primeros, sólo el que ama se entregó al Señor.
Lunes 28 de fbrero de 2011
Evangelio según San Marcos 10,17-27
.Lunes de la VIII Semana del Tiempo Ordinario



Cuando se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?".
Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno.
Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre".
El hombre le respondió: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud".
Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".
El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!".
Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: "Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios!.
Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios".
Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?".
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible".


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"Para Él todo es posible". Las cosas materiales nos atrurden. No sólo llenan un espacio material sino que llenan un precioso espacio de nuestro corazón. Nuestra inteligencia y voluntad terminan siendo consumidas por nuestro afán de conservar lo material y, si es posible, acrecentarlo. Por eso, Señor, Tú me dices que sólo tenga lo necesario para vivir. Por que todo lo demás es vanidad de vanidades. Pero qué difícil, Señor, en estos días, ayunar de esas cosas que se nos muestran, nos tientan, nos incitan al poseer material, cuando todo poseer valioso comienza y termina en Tí. Pero nada es imposible para Tí.

Seño´r, confío en que cuando mis fuerzas flaqueen y me vea tentada a acumular lo material, Tú, de manera suave o bien enérgica, quites de mí lo que me aleje de Tí. Que en mi corazón y en mis manos sólo acumule amor, pero no para guardarlo, sino para darlo a todos, sin mirar a quien, ni tener recelo del cómo ni el cuando. El amor se da cuando se necesita, no cuando se tiene ganas, porque entonces no es amor, no es nada.