miércoles, 30 de marzo de 2011
lunes, 28 de marzo de 2011
Lunes de la III Semana de Cuaresma
Evangelio según San Lucas 4,24-30.
Después agregó: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio". Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
III Domingo de Cuaresma A
Evangelio según San Juan 4,5-42.
Llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José. Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía. Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: "Dame de beber". Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. La samaritana le respondió: "¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?". Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos. Jesús le respondió: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: 'Dame de beber', tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva". "Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva? ¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?". Jesús le respondió: "El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna". "Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla". Jesús le respondió: "Ve, llama a tu marido y vuelve aquí". La mujer respondió: "No tengo marido". Jesús continuó: "Tienes razón al decir que no tienes marido, porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad". La mujer le dijo: "Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar". Jesús le respondió: "Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad". La mujer le dijo: "Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo". Jesús le respondió: "Soy yo, el que habla contigo". En ese momento llegaron sus discípulos y quedaron sorprendidos al verlo hablar con una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó: "¿Qué quieres de ella?" o "¿Por qué hablas con ella?". La mujer, dejando allí su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: "Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que hice. ¿No será el Mesías?". Salieron entonces de la ciudad y fueron a su encuentro. Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús, diciendo: "Come, Maestro". Pero él les dijo: "Yo tengo para comer un alimento que ustedes no conocen". Los discípulos se preguntaban entre sí: "¿Alguien le habrá traído de comer?". Jesús les respondió: "Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra. Ustedes dicen que aún faltan cuatro meses para la cosecha. Pero yo les digo: Levanten los ojos y miren los campos: ya están madurando para la siega. Ya el segador recibe su salario y recoge el grano para la Vida eterna; así el que siembra y el que cosecha comparten una misma alegría. Porque en esto se cumple el proverbio: 'no siembra y otro cosecha' Yo los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado, y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos". Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él por la palabra de la mujer, que atestiguaba: "Me ha dicho todo lo que hice". Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y él permaneció allí dos días. Muchos más creyeron en él, a causa de su palabra. Y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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"Dame de beber" Tú me pides, Señor , que te dé de beber. Y no creo que sea una forma de entablar conversación. Tú me dices: "Dame de beber de tu agua. Sí, esa agua de pecados, de errores, de caídas. Dame de beber. Tengo sed de tí, de tu amor por ´Mí. Si tú me das tu agua, yo te daré la mía: yo te daré de esta Agua Viva, la que da la Vida Eterna. Y tu sed de amor (porque que es la sed del hombre sino una infinita sed de amor) será saciada. Y nunca más tendrás sed porque serás mi Amada. Y mi Agua britará en tí como manantial y saciarás con tu amor que nace del Mío, la sed de Amor de muchos que están solos y doloridos. Dame de beber y apagaré tu sed y tu sed apagada apagará la sed de tantos. Tantos manantiales brotan de Uno solo. Pero dame de beber primero tu presencia, luego, tu escucha, luego tu obediencia. Borraré tu suciedad, tus manchas con mis besos de agua limpia y serás saciada. Y ya sin sed, me darás tu alma".
Dejaré mi cántaro, roto y gastado al pie del pozo. Dejaré mi cántaro pues ya no lo necesito. Tu Agua está en mí y de ella vivo. Dejaré mi cántaro al pie del pozo y Tú lo cubrirás con flores y semillas preciosas que darán buen fruto. Dejaré mi cántaro y echaré a correr, con tando el milagro. La paz me ha inundado. Soy manantial de tu Agua. Y correré por los montes y me pondré al pie del peregrino para que beba de esta Agua. Y el peregrino caminará hasta el principio de esa Agua dulce y sabrosa para saber dónde hallarla. Y te encontrará a Tí, mi dulce Néctar, mi Bálsamo Adorado. Y se hará manantial el peregrino. El manantial peregrinará por el camino.
sábado, 26 de marzo de 2011
viernes, 25 de marzo de 2011
Jueves de la II Semana de Cuaresma
Evangelio según San Lucas 16,19-31.
Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes.
A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro,
que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.
Entonces exclamó: 'Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan'.
'Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento.
Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí'.
El rico contestó: 'Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre,
porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento'.
Abraham respondió: 'Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen'.
'No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán'.
Pero Abraham respondió: 'Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán'".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Evangelio según San Mateo 20,17-28.
Cuando Jesús se dispuso a subir a Jerusalén, llevó consigo sólo a los Doce, y en el camino les dijo:
"Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte
y lo entregarán a los paganos para que sea maltratado, azotado y crucificado, pero al tercer día resucitará".
Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo.
"¿Qué quieres?", le preguntó Jesús. Ella le dijo: "Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda".
"No saben lo que piden", respondió Jesús. "¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?". "Podemos", le respondieron.
"Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre".
Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos.
Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad.
Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes;
y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo:
como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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martes, 22 de marzo de 2011
Martes de la II Semana de Cuaresma
Evangelio según San Mateo 23,1-12.
"Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés;
ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen.
Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos;
les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,
ser saludados en las plazas y oírse llamar 'mi maestro' por la gente.
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro', porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos.
A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen sino uno, el Padre celestial.
No se dejen llamar tampoco 'doctores', porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros,
porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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lunes, 21 de marzo de 2011
Lunes de la II Semana de Cuaresma
Evangelio según San Lucas 6,36-38.
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados.
Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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La medida en que ustedes midan también se usará para ustedes. Sean misericordiosos. La Misericordia es la miseria del corazón, es sentir compasión, padecer con el otro, sentir lo que el otro siente, comperenderlo y perdonar. Nuestro juzgar al otro siempredbe ser para el bien. Resaltar lo bueno que tiene, cerrar los ojos a lo malo y corregirlo fraternalmente. Cada disculpa que demos a nuestro hermano, será una disculpa que recibiremos del mismo Señor en el cielo. Entregarnos a manos llenas, entregar nuestra vida al hermano, para recibir la vida de Cristo en nosotros. Perdonar, siempre perdonar. Así la mente está en paz y el alma reconciliada puede descansar tranquila. Los sueños tormentosos, las angustias, se irán de nuestras almas. Cada perdón es una sanación del alma: la nuestra y la del hermano, y de la relación de Cristo con nosotros.
Que nuestra vida sea más llena de perdón que de culpas. La culpa roe el corazón, más el rencor. Perdonas es la forma más hermosa de amar.
domingo, 20 de marzo de 2011
II Domingo de Cuaresma A
Evangelio según San Mateo 17,1-9.
Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado.
Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.
De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo".
Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor.
Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: "Levántense, no tengan miedo".
Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.
Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Evangelio según San Mateo 1,16.18-21.24.
Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa,
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
viernes, 18 de marzo de 2011
Viernes de la I Semana de Cuaresma
Evangelio según San Mateo 5,20-26.
Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal.
Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti,
deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
La ofrenda del altar siempre soy yo misma. El pan, el vino, el agua, las ofrendas materiales, son sólo un símbolo de la que realmente se ofrece: nuestra vida entre, nuestro corazón. Y Tú me dices:" Me ofrecerías agua sucia, vino avinagrado, pan enmohecido? No,tú no lo harías. Y si todo eso te representa a tí, tú, ¿Cómo estás? ¿Cómo te me ofreces? Limpia el agua de tu alma antes de llegar a mi altar con el perdón misericordioso de la reconciliación. Reconciliate con tu hermano y conmigo. Entonces todos podremos beber de tu agua y haremos fiesta. Dulcifica el vino de tu corazón para que sea néctar que deleite el paladar de todos. Para eso borra tu ira, tu enojo, tu encono hacia tu hermano: recuerda que tu hermano soy Yo: Yo estoy en cada uno de ellos. La ira, el enojo avinagran el carácter y yo te regue con los más dulces bálsamos, los más ricos perfumes: el perfume de Dios. Dame tu vino dulce y beberemos todos y haremos fiesta. Purifica tu pan para que pueda convertirse en uno con el Mío. Y seremos Pan para la Vida del Pueblo. Y todos comeremos hasta hartarnos y haremos fiesta".
jueves, 17 de marzo de 2011
Jueves de la I Semana de Cuaresma
Evangelio según San Mateo 7,7-12.
Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.
Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?
¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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miércoles, 16 de marzo de 2011
Miércoles de la I Semana de Cuaresma
Evangelio según San Lucas 11,29-32.
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás.
Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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martes, 15 de marzo de 2011
Martes de la I Semana de Cuaresma
Mateo 6,7-15.
Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados.
No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Hágase Tu Voluntad, así en la Tierra como en el Cielo. Que se haga Tu Voluntad, Señor. Que nuestra voluntad sea hacer Tu Voluntad. Y no seremos sometidos, sino hijos en el Hijo cuya voluntad es la misma, es una con la del Padre, como fue así la Voluntad de Tu Hijo. Y entonces seremos felices, porque nuestra voluntad, que es la Tuya, será hecha.
lunes, 14 de marzo de 2011
Lunes de la I Semana de Cuaresma
Mateo 25,31-46.
Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,
porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;
desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'.
Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'.
Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'.
Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,
porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;
estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'.
Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'.
Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'.
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
domingo, 13 de marzo de 2011
I Domingo de Cuaresma A
Evangelio según San Mateo 4,1-11.
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre. Y el tentador, acercándose, le dijo: "Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes". Jesús le respondió: "Está escrito: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo, diciéndole: "Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra". Jesús le respondió: "También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios". El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor, y le dijo: "Te daré todo esto, si te postras para adorarme". Jesús le respondió: "Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto". Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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sábado, 12 de marzo de 2011
Sábado después del Miércoles de Ceniza
Evangelio según San Lucas 5,27-32.
Después Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos. Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: "¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?". Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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viernes, 11 de marzo de 2011
Viernes después del Miércoles de Ceniza
Evangelio según San Mateo 9,14-15.
Entonces se acercaron los discípulos de Juan y le dijeron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?". Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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jueves, 10 de marzo de 2011
Jueves después del Miércoles de Ceniza
Evangelio según San Lucas 9,22-25.
"El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día". Después dijo a todos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida?
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Señor, Tú me dices que seguirte sólo es posible si cargo mi cruz de cada día y te sigo, renunciando a mí misma. Porque es muy fácil decir, en un impulso delcorazón: Señor, te amo, entregaré mi vida por Tí". Pero no es una simple entrega. Primero viene la renuncia. Porque puedo entregarme sin renunciar a mí misma. Puedo entregarme porque es cómodo estar contigo, porque me siento amada, es el lugar confortable donde plantar la tienda. Pero la renuncia... Renunciar a uno mismo es tomar la propia voluntad y desecharla, vaciarse de uno mismo completamente, no seguirte porque quiero, sino más, seguirte porque Tú me llevas, porque me dejo llevar por Tí. Como la oveja mansa que le permite a su Pastor que ponga en su cuello una cinta con cascabel para que su Pastor sepa siempre adonde va, y permite al Pastor que su cayado marque su paso y su camino, así debe configurarse mi vida contigo. Renunciar a mí misma para ser Tú. ¿Y Tú qué hiciste? Cargaste con la cruz que no era tuya, la de todos, la nuestra, la mía y te entregaste a la muerte para darnos la Vida. Y si renunciando a mí misma, yo ya no soy yo, sino Tú. ¿Qué otra cosa haré sino cargar con la cruz, con mi cruz? Cruz que lastima y siempre quiero dejarla aun costado del camino y huir y olvidarme que ella existe. Cruz de entregas sin devoluciones. Cruz de desentendimientos, de oídos cerrados, ojos que no quieren ver. Pero en tu camino hubo piedras que lastimaron tus pies y seguiste caminando. Yo debo seguir caminando con mi cruz. Y perder mi vida. El que pierde su vida, se encuentra con la Vida. Y el que encuentra la Vida, a Tí te encuentra. Y el que a Tí te encuentra, finalmente a sí mismo se encuentra, porque Tú eres la verdadera imagen de todo hombre, el Hombre que debe ser el hombre. Amén.
miércoles, 9 de marzo de 2011
Miércoles de Ceniza
Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18.
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Martes de la IX Semana del Tiempo Ordinario
Evangelio según San Marcos 12,13-17.
Le enviaron después a unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones. Ellos fueron y le dijeron: "Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarla o no?". Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: "¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario". Cuando se lo mostraron, preguntó: "¿De quién es esta figura y esta inscripción?". Respondieron: "Del César". Entonces Jesús les dijo: "Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios". Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Al César, lo que es del César; a Dios, lo que es de Dios. ¿Qué es de Dios? Todo, podríamos decir. Y entonces, ¿Qué es del César? Tú me dices, Señor, que aquello que fue hecho por el César, a él le pertenece. Luego, los grandes títulos, los soberbios honores, la figuración, el encumbramiento, el dinero, dadselo al César. No debemos quedárnoslo. Pero lo que Tú creaste, a Tí debe de ser entregado: la creación entera, la naturaleza, principalmente nosotros, en cuerpo y alma.
Dar a Dios lo que es de Dios. Darnos por entero a Él. Porque Él es todo lo que necesitamos y con Él nada nos falta. Poner en sus manos nuestra vida y saber que en ese reposo confiado está la paz y la felicidad en este mundo.
Señor, que sea siempre tuya. Tuya por entero. Ése es mi deseo y mi anhelo. Amén
lunes, 7 de marzo de 2011
Lunes de la IX Semana del Tiempo Ordinario
Evangelio según San Marcos 12,1-12.
Jesús se puso a hablarles en parábolas: "Un hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte de los frutos que le correspondía. Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo echaron con las manos vacías. De nuevo les envió a otro servidor, y a este también lo maltrataron y lo llenaron de ultrajes. Envió a un tercero, y a este lo mataron. Y también golpearon o mataron a muchos otros. Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último término, pensando: 'Respetarán a mi hijo'. Pero los viñadores se dijeron: 'Este es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra'. Y apoderándose de él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros. ¿No han leído este pasaje de la Escritura: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?". Entonces buscaban la manera de detener a Jesús, porque comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero tenían miedo de la multitud. Y dejándolo, se fueron.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
domingo, 6 de marzo de 2011
IX Domingo del Tiempo Ordinario A
Evangelio según San Mateo 7,21-27.
No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: 'Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?'. Entonces yo les manifestaré: 'Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal'. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
La Palabra del Señor es la Roca en la que debo edificar mi vida. No importa lo mucho que uno haga si lo que hacemos es, aún nombrando al Señor, por una necesidad de activismo, protagonismo, porque nos gusta, o aún, por simple obligación, si la Palabra de Dios no transformó nuestro corazón y cimentamos nuestra vida en Ella, en Él, que el Fuerte, la Roca.
El cambio está en el Verdadero Amor, Amor de oblación, amor a Dios y a los hermanos, aún a aquél que me rechaza y me insulta. Es más, más a éste porque debo perdonar, poner la otra mejilla.
Señor, dame fuerzas para hacer mi casa sobre tu Roca, porque mis fuerzas flaquean y aún más la fuerza de mi cuerpo, que hoy especialmente se está rindiendo.
sábado, 5 de marzo de 2011
Sábado de la VIII Semana del Tiempo Ordinario
Evangelio según San Marcos 11,27-33.
Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él y le dijeron: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?". Jesús les respondió: "Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas. Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?". Ellos se hacían este razonamiento: "Si contestamos: 'Del cielo', él nos dirá: '¿Por qué no creyeron en él?'. ¿Diremos entonces: "De los hombres'?". Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron a Jesús: "No sabemos". Y él les respondió: "Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
viernes, 4 de marzo de 2011
Viernes de la VIII Semana del Tiempo Ordinario
Evangelio según San Marcos 11,11-26.
Jesús llegó a Jerusalén y fue al Templo; y después de observarlo todo, como ya era tarde, salió con los Doce hacia Betania. Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús sintió hambre. Al divisar de lejos una higuera cubierta de hojas, se acercó para ver si encontraba algún fruto, pero no había más que hojas; porque no era la época de los higos. Dirigiéndose a la higuera, le dijo: "Que nadie más coma de tus frutos". Y sus discípulos lo oyeron. Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el Templo y comenzó a echar a los que vendían y compraban en él. Derribó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas, y prohibió que transportaran cargas por el Templo. Y les enseñaba: "¿Acaso no está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las naciones? Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones". Cuando se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas, buscaban la forma de matarlo, porque le tenían miedo, ya que todo el pueblo estaba maravillado de su enseñanza. Al caer la tarde, Jesús y sus discípulos salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, al pasar otra vez, vieron que la higuera se había secado de raíz. Pedro, acordándose, dijo a Jesús: "Maestro, la higuera que has maldecido se ha secado". Jesús le respondió: "Tengan fe en Dios. Porque yo les aseguro que si alguien dice a esta montaña: 'Retírate de ahí y arrójate al mar', sin vacilar en su interior, sino creyendo que sucederá lo que dice, lo conseguirá. Por eso les digo: Cuando pidan algo en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán. Y cuando ustedes se pongan de pie para orar, si tienen algo en contra de alguien, perdónenlo, y el Padre que está en el cielo les perdonará también sus faltas". Pero si no perdonan, tampoco el Padre que está en el cielo los perdonará a ustedes.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Jueves de la VIII Semana del Tiempo Ordinario
Evangelio según San Marcos 10,46-52.
Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!". Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten piedad de mí!". Jesús se detuvo y dijo: "Llámenlo". Entonces llamaron al ciego y le dijeron: "¡Animo, levántate! El te llama". Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él. Jesús le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". El le respondió: "Maestro, que yo pueda ver". Jesús le dijo: "Vete, tu fe te ha salvado". En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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miércoles, 2 de marzo de 2011
Miércoles de la VIII Semana del Tiempo Ordinario
Evangelio según San Marcos 10,32-45.
Mientras iban de camino para subir a Jerusalén, Jesús se adelantaba a sus discípulos; ellos estaban asombrados y los que lo seguían tenían miedo. Entonces reunió nuevamente a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder: "Ahora subimos a Jerusalén; allí el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos: ellos se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán. Y tres días después, resucitará". Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: "Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir". El les respondió: "¿Qué quieren que haga por ustedes?". Ellos le dijeron: "Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria". Jesús les dijo: "No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?". "Podemos", le respondieron. Entonces Jesús agregó: "Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados". Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Servidor de todos. Señor, siempre esta Palabra tuya me trajo conflicto. Yo no quiero ser grande, mucho menos la primera. Quiero esconderme detrás de los telones y ser aquella que alcanza lo necesario para que los demás vivan. Servidora de todos, pero ser la última. Porque el servido es el rey en ese momento. Porque el servido eres Tú, mi Señor. Servir a todos porque todos son Cristo. Y sirviendo a todos, servirte a Tí, mi Señor, mi Amado, mi Luz y mi Paz.
Pero por algo lo dices. Es verdad. En ocasiones he servido para envanecerme. Para buscar reconocimiento, por orgullo y vanidad. Tienes razón. No es el servir lo importante, sino aquel servicio que se hace por amor. Lo demás es más una desventaja en el camino de salvación que otra cosa. Servir para que nos agradezcan, servir para ser halagado, servir para tener algo que hacer, son servicio que en definitiva nacen en uno y terminan en uno: uno mismo es el fin del servicio. Y me sirvo a mí mismo.
El servicio es el amor en acción. Es el amor demostrado. El servidor no hace alarde de su servicio. Sirve y se aleja inmediatamente para que el servido pueda disfrutar con alegría y como didad del servicio recibido. Y cuanto mayor sea nuestra responsabilidad, cuanto mayor el número de nuestros talentos, cuánto más hayamos recibido de nuestro Señor, más pequeños debemos hacernos, más humildemente debemos servir a los demás, y con más ahínco y disponibilidad.
Y entonces, como Tú, estaremos dando la vida entera por todos, entregarnos y entregarte, una sola cosa. Señor, que no me olvide un sólo día de mi vida de que soy tu servidora y que en el hermano a Tí te sirvo, a Tí te encuentro y en él te hallo. Amén.
martes, 1 de marzo de 2011
Martes de la VIII Semana del Tiempo Ordinario
Evangelio según San Marcos 10,28-31.
Pedro le dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido". Jesús respondió: "Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y, campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna. Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Evangelio según San Marcos 10,17-27
.Lunes de la VIII Semana del Tiempo Ordinario
Cuando se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?".
Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno.
Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre".
El hombre le respondió: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud".
Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".
El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!".
Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: "Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios!.
Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios".
Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?".
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible".
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"Para Él todo es posible". Las cosas materiales nos atrurden. No sólo llenan un espacio material sino que llenan un precioso espacio de nuestro corazón. Nuestra inteligencia y voluntad terminan siendo consumidas por nuestro afán de conservar lo material y, si es posible, acrecentarlo. Por eso, Señor, Tú me dices que sólo tenga lo necesario para vivir. Por que todo lo demás es vanidad de vanidades. Pero qué difícil, Señor, en estos días, ayunar de esas cosas que se nos muestran, nos tientan, nos incitan al poseer material, cuando todo poseer valioso comienza y termina en Tí. Pero nada es imposible para Tí.Seño´r, confío en que cuando mis fuerzas flaqueen y me vea tentada a acumular lo material, Tú, de manera suave o bien enérgica, quites de mí lo que me aleje de Tí. Que en mi corazón y en mis manos sólo acumule amor, pero no para guardarlo, sino para darlo a todos, sin mirar a quien, ni tener recelo del cómo ni el cuando. El amor se da cuando se necesita, no cuando se tiene ganas, porque entonces no es amor, no es nada.