lunes, 18 de abril de 2011

sábado 16 Abril 2011

Sábado de la V Semana de Cuaresma
Evangelio según San Juan 11,45-57. Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: "¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación". Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: "Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?". No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos. A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús. Por eso él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí permaneció con sus discípulos. Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: "¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?". Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno conocía el lugar donde él se encontraba, lo hiciera saber para detenerlo. Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Señor, veo cómo te maltrataban, A Tí, que sólo palabras buenas, de amor decías. Y pienso cuántas cosas no cambiaron desde ese día. Pienso que aún hoy hay fariseos que quieren apedrearte. Que no les conviene tu Palabra. Pienso que cuántas veces matan a uno para salvarse otros. Matan al inocente para salvarse. Cada vez que un inocente muere, mueres Tú también asesinado. Cuando fusilan al gobernante justo para imponer otro régimen por la fuerza, a Tí te matan. Cuando abortan al niño no nacido, a Tí te matan. Cuando asesinan a alguien para que no diga la verdad, a Tí te matan. Cuántas cosas no cambiaron. Pero cuántas cosas cambiaron por tu muerte, Señor. Cuántos fuimos salvados por Tí. Cuántos encontramos la Verdadera Vida, la felicidad, por Tí. Cuántos encontramos en el dolor y en la muerte ya no el final, sino una Cruz que es puente a la Vida eterna. Cuántos encontramos la verdadera forma de amar, en Tu crucificción. Cuántos en Tu Pasión encontramos consuelo y descanso, si sufrió mi Señor, ¡cómo yo he de decir "que se parte de mí este cáliz"!


Y Tú, silencio. Podrías haber gritado, exaltado a la muchedumbre, convocado a la gente a defenderte. Pero no, Tú silencio. Paz y silencio. Que el tiempo llega y vendrá la cosecha. La sangre derramada será la lluvia y el grano en la tierra dará su fruto. Y mientras tanto, paz y silencio, que el tiempo llega. Y está llegando.

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